No es ninguna sorpresa que los títulos de Realidad Virtual apuesten por un apartado gráfico fuerte y único, al fin y al cabo es mucho más estimulante pasar el tiempo con las gafas puestas si lo que estamos viendo nos resulta interesante o agradable. En Moss, por ejemplo, encontramos una estética de fantasía medieval detallada y minuciosa para acompañar el relato que propone, Tetris Effect apuesta por la sinestesia entre las oníricas imágenes de la pantalla y la música que acompaña a las piezas al caer y Astro Bot Rescue Mission luce un mundo cartoon adorable y divertido.
Siguiendo esta línea nos encontramos con Ghost Giant, un carismático juego que apuesta por una ambientación parecida al mundo de las maquetas y al teatro, especialmente cuando recurre a la iluminación para resaltar partes de la escena. Sus diseños estilizados y sus texturas muy pintadas recuerdan incluso al mundo de la animación (algo que también vemos en títulos como Little Nightmares o el aún por llegar Sable).
Precisamente siguiendo la línea de los ya citados Moss y Astrobot, Ghost Giant coloca al jugador como otro elemento más dentro de la historia. En este caso, como su nombre indica, encarnamos a un fantasma gigantesco, por esta razón los escenarios y los personajes resultan mucho más pequeñitos que nosotros. De este modo podremos manipular todo lo que esté en pantalla a nuestro gusto: desde coger un coche con una sola mano a quitarle el tejado a una de las casas del pueblo para espiar lo que hay dentro. La atención al detalle es estupenda, permitiéndonos investigar cada rinconcito y sus correspondientes secretos e incluso cambiar de sombrerito a los habitantes del pueblo.
Otro de los puntos fuertes de Ghost Giant es el trabajo de interpretación y caracterización de los personajes. Nosotros no podremos hablar ni expresarnos debidamente, pero Louie, el gatito protagonista, lo hará por nosotros. Si bien el resto de personajes no pasan tanto tiempo a nuestro lado y no les acabamos queriendo tanto, todo el elenco tiene un doblaje estupendo.
Desde que encontramos al pobre Louie llorando al lado de un río, nuestra tarea a lo largo de todo el juego será sencilla: tendremos que ayudarle en lo que necesite. Ya sea pintar un cuadro, tocar una cancioncita o cocinar. A pesar de que esta aventura parezca ligera y adorable, su temática nos trae temas más complejos como la sensación de pérdida y el dolor que produce la enfermedad de un ser querido.
Aunque todo el apartado audiovisual brille con luz propia, es una pena que la jugabilidad no siga el mismo camino. El diseño de niveles es sencillo y efectivo sobre el papel (incluso tiene ciertos momentos realmente ingeniosos como cuando nos pone a pintar un cuadro, tocar un instrumento o hacer mantequilla), a la hora de ejecutarlos vemos que la Realidad Virtual sigue teniendo sus problemas y limitaciones. Los controles no resultan todo lo precisos que deberían y algunas acciones requieren más tiempo de la cuenta, especialmente las que consisten en encestar una pelota en una canasta. A pesar de haber jugado a varios títulos de Realidad Virtual con antelación, es la primera vez que he tenido tantos problemas y que me he salido tantas veces del campo de visión de la cámara ya que los niveles requieren que te acerques muchísimo y cambies de posición.
Es una pena que las mecánicas empañen un conjunto que de tener un diseño más pulido sería brillante. A pesar de todo, Ghost Giant es una aventura encantadora y divertida con una dirección de arte más que sobresaliente.