Cualquier tiempo pasado fue mejor 1985

1985_1985

“La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos” – El Club de la Lucha.

1985

Borja cogió la caja alargada de corcho blanco del armario de sus padres. A sus 9 años, apenas podía cargar con ella, a pesar de que no pesaba demasiado. Echando el cuerpo hacia atrás para poder equilibrarse, con la punta de la lengua asomando por la comisura de su boca, entró en la cocina. Apoyó la caja con mucho cuidado en una de las banquetas. Soltó con cuidado la caja, aún con las dos manos a pocos centímetros de los extremos de la caja, tanteando para evitar que se cayese debido al precario equilibrio, fue separándolas poco a poco, hasta que decidió que ya estaba segura y que no se iba a caer al suelo. Se giró hacia la mesa plegable de la cocina, la abrió doblando su tamaño, y puso un mantel de trapo de cuadros para no rayarla. Tras extenderlo a lo largo de toda la mesa, se dio la vuelta y salió corriendo de la cocina. El aire hizo moverse ligeramente la hoja del calendario de aquel mes de Mayo de 1985.

Entró en la diminuta salita, se subió en una silla con respaldo de madera para poder alcanzar la pequeña TV en blanco y negro en la estantería. La movió hacia un lado con cuidado, soltó los cables blancos y negros de los conectores UHF y VHF, se arrodilló con cuidado en la silla mientras cargaba con la tele. Girando la cabeza hacia la derecha para calcular donde estaba el suelo, tanteó con el pie derecho, y lo apoyó con fuerza. Cabeza a la izquierda, pie izquierdo al suelo. La lengua nuevamente fuera de la boca, manos en los laterales de la tele y, emocionado, nuevamente hacia la cocina.

Con gran esfuerzo apoyó una esquina de la TV en la mesa. La empujó hacia el fondo de la mesa, mientras al deslizarla arrastraba el mantel de cuadros. Con cuidado la levantó por un lado, tiró del mantel para volver a cubrir la mesa. La rodeó, cogió el enchufe de la tele y lo conectó a la pared. Se dio la vuelta y se dirigió a la caja de corcho que seguía apoyada en la banqueta. Quitó con sus pequeñas manos la parte de arriba, mientras se escuchaba el chirrido del corcho contra corcho por la fricción del movimiento. Al sacar del todo la tapa de arriba y revelar el contenido de la misma, sus grandes ojos se abrieron como platos y una gran sonrisa se dibujó en su cara.1985_CAJA_CORCHO

Ya sin contemplaciones, tiró la caja de corcho cerca de la bombona de butano que estaba en una esquina, y con cuidado de que no le cayera, extrajo el ZX Spectrum 128 +3. Lo colocó en el extremo de la mesa más cercano a la puerta de la cocina, extrajo de la caja el pesado transformador, y poco a poco fue conectando todos los cables.

Cuando ya estaban todos enchufados, Borja giró la rueda que encendía la TV y conectó el cable de la fuente de alimentación del Spectrum, con lo que este se encendió.

 

1985 + 11

Fernando entró con cuidado en la habitación de su padre, casi de puntillas. Éste respiraba fuerte en cama, apenas un par de decibelios por debajo de lo que se consideraría ronquido. Fernando se quedó quieto, mirando a la oscuridad, mientras sus pupilas se iban dilatando poco a poco, transformando la oscuridad primero en bultos y luego en sombras definidas. Ahora que veía los límites de la cama, se quitó las zapatillas, las dejó al lado de la puerta, y arrastrando sus calcetines blancos de algodón con dos bandas azules y rojas, rodeó la cama hasta llegar al otro lado de la habitación. A tientas detectó el pomo de la puerta que llevaba al estudio de su padre. Poco a poco, muy poco a poco, fue girándolo con la mano derecha, mientras que con la izquierda lo iba agarrando para evitar que volviese a su posición inicial. Cuando llegó al tope, abrió muy despacio la puerta. Un rayo de luz que cada vez se hacía más grueso fue bañando la moqueta de la habitación de sus padres.

Cuando ya se había abierto unos 10 centímetros, ésta rozó en el suelo, emitiendo un sordo carraspeo. Su padre emitió un gruñido, mientras su respiración cambiaba de ritmo. Fernando se quedó completamente quieto.

-¿Eres tú, Fer?

– Sí papá. -Le contestó este con un hilillo de voz.

Se oyó el ruido de alguien que se incorporaba en la cama. – ¿Qué haces en la habitación a oscuras? Ya sabes que no quiero que entres al estudio sin que tu madre o yo te demos permiso.

– Ya sabes que día es hoy. Me lo prometiste.

– Ahh… Estoy medio dormido, se me había olvidado, perdona. Vale, puedes entrar. – Le dijo mientras se giraba y se volvía a acostar. – Ah, y feliz cumpleaños.

1985_FILTRO_MONITORFernando sonrió mientras entraba al estudio. No todos los días se cumplía 9 años. Cerró la puerta tras él. Ya empezaba a amanecer, y la luz inundaba la pequeña habitación. En una mesa de madera que estaba colocada contra la pared y al lado de la ventana, había un bulto de color gris espacial. Con cuidado de no hacer ruido ni tirar nada, quitó la funda gris, que cubría aquel gran monitor de 14 pulgadas. Hizo una bola con la funda de plástico, y la tiró al otro lado del diminuto cuarto.

Deslizó la silla con ruedas para atrás, movió la palanca que permitía bajar unos centímetro el asiento, la aseguró y se sentó a la mesa. Apoyada con dos patas de plástico en la parte superior del monitor, estaba el filtro de pantalla que, como decía su madre, permitía que “no le comiera la vista” a su padre cada vez que trabajaba allí. De la esquina inferior izquierda del protector visual salía un cable que acababa en una pequeña pinza metálica, que estaba mordiendo el pequeño asa metálica de acero inoxidable del cajón de arriba. Fernando no sabía el porque, pero su padre le había dicho que no lo desenchufara nunca.

A la derecha del monitor, estaba la torre del Pentium 100. Con su pequeño dedo, y su gran sonrisa, pulsó el botón de encendido.

 

1985 + 30

Kevin tiró la mochila al suelo y cerró la puerta de casa de un portazo. – ¡Mamá, ya estoy aquííííííííííí! – Gritó con la voz de pito que solo un niño de 9 años puede tener.

– Vale hijo,¿quieres algo para merendar?

– No tengo mucha hambre, solo un par de donuts de chocolate rellenos de crema, unas galletas de dinosaurios y un cuenco de cereales de caramelo.

– Lávate las mano y ponte a hacer los deberes mientras te lo preparo.

Kevin fue al baño, abrió a tope el grifo del agua fría para que se oyera el agua correr, esperó unos segundos y, sin meter las manos en el agua, cerró el grifo. Movió un poco el toallero para que pareciera que se estaba secando realmente y entró en su habitación. Encendió la luz. Sacó su iPhone 6 plus del bolsillo de los vaqueros, lo miró y vio que le habían mandado 4 MD en Twitter y tenía mas de 60 conversaciones sin leer en Whatsapp. La batería estaba apenas a un 4% de capacidad. Lo enchufó al cargador de corriente que estaba conectado siempre a la pared, apoyó el teléfono en una estantería pequeña al lado del enchufe que le habían comprado sus padres para apoyar el móvil cuando lo cargaba.

Abrió el pequeño armarito al lado de su cama, y cogió su PS Vita. Estaba cerrando la puerta, cuando se lo pensó mejor, la volvió a abrir, dejó la PS Vita y cogió su New 3DS. -“Tiene muchos mas juegos, esta es mejor”, pensó mientras se sentaba en la cama.

Kevin, a las 6 en punto te quiero aquí sentado para merendar. ¡Y sin maquinitas!1985_DINOSAURIOS

– ¡Vale mamá! – Gritó el niño. Bajando el tono de voz dijo: – Oye Siri, ¿qué hora es?

– Son las 17.42

– Oye Siri, avisame a las 6 de la tarde.

– Vale, he programado la cita en el calendario. ¿Que nombre quieres darle?

– Tener que dejar de jugar para comer.

– Vale, he programado la cita “tener que dejar de jugar para comer” a las 6 de la tarde.

Kevin encendió la New 3DS, se movió con el dedo por todos los juegos que tenía instalados en su tarjeta de memoria de 32 GB, y eligió Xenoblade. Empezó a jugar y a los pocos minutos se cansó. Guardó el juego, apagó la consola y la metió de nuevo en el armario. Se dirigió hacia su mesa de estudio, donde tenía apoyado su iPad. Lo cogió, lo desbloqueó y se puso a jugar al Candy Crash. Solo llevaba apenas 10 minutos, cuando se cansó. Bloqueó el dispositivo, lo tiró encima de la cama y abrió el armario para coger su PS Vita.

Volvió nuevamente a la cama, pulsó el botón para encendPIpipipi…. Pipipipii…. Pipipipiiii….. Pipipipii

Dejó la portátil en la cama, sin apagarla, se levantó y tocó la pantalla del iPhone para desconectar la alarma. Cogió su iPad y fue a la cocina, apartó una silla y se sentó. Colocó la funda de tablet en posición para poder ver la pantalla. La movió para evitar el reflejo del sol que se colaba por la ventana y que no le dejaba ver apenas nada.

– ¿¡Qué te dije de las maquinitas antes?!

– Mamá, no voy a jugar, solo voy a ver la tele.

– La tele está en el salón, eso que tienes ahí no es una tele.

– Mamá, nadie ve la tele grande. Esa es muy aburrida. Ésta de Youtube es la buena.

1985_YOUTUBE– ¿El qué es la buena? ¿Ver a ese arrubiao diciendo tonterías? ¿O esos otros vídeos que ves a gente que hablan en extranjero, que os lavan el cerebro para comprar cosas nuevas sin parar?

Mamá, no me entiendes…

– Anda, come y calla.

En ese momento se oyó el ruido de la puerta de la calle que se abría, lo que significaba que su padre ya estaba en casa.

– ¡Hola!

– Hola papá.

– ¿Qué tal estáis? ¿Todo bien?

– Habla con tu hijo para que deje de traer maquinitas a la mesa. Está todo el día con esos aparatejos, le tienen comido el seso, no presta atención a otra cosa.

– Vale, vale… A ver Kevin, tenemos un trato, y lo sabes: En la mesa, hay que estar a lo que estás. Cuando acabes, ya jugaras, ¿vale?

– Vale papá

– Además, tenemos que echar luego una partida cooperativa al nuevo Mario – le dijo mientras le guiñaba un ojo.

– Vale, ¡¡¡VALE!!!

El padre le cogió el iPad, le dio un beso a su madre y se dirigió a la habitación de Kevin. Dejó el iPad encima de la mesa. Echó un vistazo a su alrededor. Vió el iPhone, el iPad, la PS Vita, la Xbox One bajo la mesa, sabía que en el armario estaba la 3DS

Suspiró. Sonrió. En 1985, cuando tenía la edad de su hijo, tenía más que suficiente con aquel Spectrum. Apagó la luz de la habitación.

Oyó a su esposa decirle:

– ¡Borja, ven a merendar algo tu también!

1985_SPECTRUM

Acerca de Nomius

Soy el sable laser en la Oscuridad. Y el Rey más allá del Muro Cantábrico. Catador de Cervezas y un poco indecente. Designed in Asturias.

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4 Comentarios

  1. Fantastico el articulo, a los nostalgicos como yo seguro que les saca la lagrimina. Mi experiencia con el «estudio/despacho» de mi viejo era muy similar, el culpable «Indiana Jones y la ultima cruzada» y mas tarde «Monkey Island» en un glorioso PC1512 con cga 4 colores, 2h a la semana como mucho!

    Recomiendo este articulo sobre un padre educando a su hijo sobre videojuegos durante unos cuantos años, algo sin duda a seguir si algun dia decides procrear de una forma responsable…

    https://medium.com/message/playing-with-my-son-e5226ff0a7c3

  2. Ejem, no es por ser tikismikis pero en 1985 aún no había salido el +3 (ni siquiera el +2), el +3 ya era un modelo de Amstrad y la compra a Sinclair se hizo en 1986

    En 1986 salió el +2 y hacia la primavera-verano de 1987 el +3, yo aún recuerdo leer la noticia de un spectrum de disco hacia abril del 87 en el tebeo informático, una sección que salía en el pequeño país que editaba el diario el País

    Aquí sale la primera review en microhobby y es de junio del 87

    https://microhobby.speccy.cz/mhf/131/MH131_03.jpg

    PD Es decir que Borja habría usado el zx spectrum «gomas» o el plus en todo caso

    Por lo demás estupendo relato

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