La bajona no perdona Life is Strange: Before the Storm – Análisis

LiS: Before the stormCuanto más aguada le describo la sopa y más rancio el queso y cuanto más vulgares son las palabras y las burlas que pongo en boca de los vigilantes, tanto más los disfruta. Lo escucha todo con el mismo interés que un niño escucha un prodigioso cuento de hadas y después me pide que le siga contando más cosas. Si adorno mi relato con sabañones, temblores nocturnos bajo la raída manta y azotes en caso de que me quejara, se vuelve loco de entusiasmo y, si le añado el indecoroso comportamiento del doctor Bannerling, los baños fríos desnuda y envuelta en una manta y la camisa de fuerza que me ponían cuando me encerraban en un cuarto oscuro, llega casi al borde del éxtasis.” En este fragmento de Alias Grace, novela escrita por Margaret Atwood, la protagonista se queja de la fascinación que su interlocutor siente ante su sufrimiento. Este es un tema recurrente durante todo el libro: el interés excesivo, morboso incluso, que despiertan las historias dramáticas en el público; en especial si dicha historia está protagonizada por una mujer e incluye algún tipo de violencia sexual.

Los personajes femeninos han sido asesinados, agredidos y violados de todas las formas posibles como modo de entretenimiento, la mayoría de veces sin un mayor objetivo que crear un impacto en el espectador. Ejemplos de esto pueden ser todas las escenas de violaciones que encontramos en Juego de Tronos, el género del slasher en el terror o todo el tropo de la “mujer en la nevera”. En los videojuegos, lo encontramos en la saga Tomb Raider, en la que una sexualizadísima Lara Croft tenía todo tipo de muertes horribles en los juegos clásicos y menos sexualizadas pero a cambio más gráficas y realistas en el reboot de 2013. No estoy diciendo que los personajes masculinos sean tratados entre colchones de flores, pero hay asimetrías en la forma en la que esa violencia se ejerce y se plasma.

La primera entrega de Life is Strange aterrizó en 2015 como un juego por episodios debido al batacazo que se llevó Remember Me, el anterior juego de Dontnod. Sin embargo, su sencilla jugabilidad y su estética atractiva que bebía de Instagram (una demostración de que muchas veces en cuestiones gráficas más vale maña que fuerza) hicieron que el juego se viralizara en internet y acabara resultando todo un éxito. Un par de años más tarde, llega Life is Strange: Before the Storm, una precuela realizada por el estudio Deck Nine.

Uno de los puntos fuertes de Life is Strange es su manera de reproducir las tesituras de la adolescencia de un modo bastante más cercano a lo que suele ser la tónica en el medio. Aunque haya una catástrofe amenazando la ciudad donde se desarrolla el juego, la mayor parte del tiempo estamos explorando lugares más o menos realistas: aulas, las habitaciones de un colegio mayor o la casa de una amiga. En esta entrega dejamos a Max a un lado y nos ponemos en la piel de Chloe para averiguar más sobre su relación con Rachel. Prescindimos de los poderes de rebobinar el tiempo y nos encontramos ante una aventura principalmente conversacional. Al sistema habitual de respuestas a elegir se han añadido también unos eventos en forma de peleas a base de insultos. Los coleccionables de sacar fotos a cosas curiosas pasan a ser unos grafitis que Chloe pinta con un rotulador en ciertas zonas del escenario. Aunque argumentalmente hay ciertos momentos en los que carecen por completo de sentido y parece que están por coleccionar algo a pesar de que no aporten nada ni a la narrativa ni a la jugabilidad.

Rachel Amber es el principal atractivo de Before the Storm, un personaje al que hasta ahora sólo habíamos visto en carteles pegados por toda Arcadia Bay. Esta forma de crear un personaje a través de los cotilleos combina de forma genial con el carácter vouyeurístico del juego, cuya principal mecánica, aparte de hablar, es husmearlo todo. En la anterior entrega, al más puro estilo Twin Peaks, íbamos descubriendo como la chica rubita de ojos claros y estudiante modelo, no era tan perfecta como parecía: drogas, problemas con la policía y un historial sexual activo. Rachel era la chica perfecta para alimentar cualquier programa matinal de sucesos.

Life is Strange: Before the Storm se empeña en meter un montón de problemáticas delicadas en sus apenas tres capítulos de una forma muy atropellada, quiere tocar todos los problemas que se suelen ver en las series juveniles o el género young adult (acoso escolar, relaciones abusivas, enfermedades mentales) pero no lo hace todo lo bien que se esperaría. Es como si los dos primeros episodios contaran una historia y luego en el tercero hubiera que conectar precipitadamente esta precuela con el juego original. Esto hace que a veces los personajes pierdan su propia coherencia y actúen distinto según lo requiera la situación, se aprecia sobre todo en Rachel, cuyo comportamiento en esta entrega difiere demasiado de la información que tenemos de ella en el juego original.

Especialmente reprochable es su tratamiento de la sexualidad cuando se sale de la heteronormatividad, aunque no se pueda hablar de queerbaiting (insinuar relaciones de personas del mismo género para atraer a la audiencia pero sin confirmar nada) el juego se mantiene poco claro. Precisamente un título que se beneficia de su popularidad entre el público LGTB debería hacer los deberes, documentarse correctamente y no usar la homosexualidad/bisexualidad de sus protagonistas como un mero reclamo.

Como se denuncia en Alias Grace, esta saga tiene una especial obsesión con el dolor femenino, sus protagonistas son maltratadas a menudo, tanto física como verbalmente, y casi siempre ese maltrato viene a cargo de personajes masculinos. Sin embargo, no se suele sacar nada de esas malas experiencias salvo drama y lágrimas, no hay un crecimiento ni una evolución. Aunque el juego tire de mensajes manidos como “el acoso escolar está mal”, a la hora de la verdad no se moja nada en sus temas delicados y no hace ningún tipo de crítica a comportamientos realmente dañinos. Por ejemplo, David Madsen, el novio de la madre de Chloe, cumple perfectamente con el perfil de maltratador, pero el juego normaliza tanto al personaje que casi asusta. No hay ningún problema en hacer personajes moralmente cuestionables o directamente malvados pero este juego directamente se recrea continuamente en el dolor, dando los momentos felices justos a los personajes para que luego el golpe emocional sea mayor.

Life is Strange: Before the Storm intenta ser fresco y juvenil pero sus argumentos no se alejan demasiado de los telefilmes a la hora de la siesta. Resulta entretenido y disfrutable, sin embargo: si goza de éxito es porque no hay mucha más oferta de juegos similares. No necesitamos más historias que se regodeen en el dolor sus personajes femeninos para hacerlos “fuertes” ni que penalicen los romances entre personas del mismo género. Lo siento mucho, estamos en pleno 2018, el cupo ya está cubierto.

Acerca de Kitsune

Me gusta el pan y Sebastian Castellanos.

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7 Comentarios

  1. En los videojuegos no habría que poner personajes femeninos, porque como es un industria mayoritariamente de hombres, cada vez que hay una turbulencia, se convierte esto en la máxima expresión del patriarcado.
    La existencia de este artículo, me ofende

  2. El personaje de David Madsen me parece el ejemplo perfecto de lo que comentas. Es un personaje muy autoritario que, ni en el primer juego ni en este, se plantea de otra forma y de ninguna forma puedes cambiar a él ni su relación con Joyce. Su autoritarismo (y la aceptación de este por parte de la madre) se justifica por su pasado como exmilitar o por su preocupación por la seguridad y la educación, como si esto fuese un cliché inamovible y no se pudiese expresar de otra forma. Por lo menos con el asunto con el padre de Rachel puedes elegir hacerle caso o no.
    No me parecería mal que tanto la madre de Chloe como este señor, por sus pasados traumáticos, pudiesen comenzar el juego siendo como son, pero es que hasta el final uno es autoritario y la otra parece estar a su merced y hagas lo que hagas en el juego no puedes cambiarlo. Tanta discusión entre Chole y su madre debería tener un significado más allá de hacerles la peineta.
    Y todo eso es aceptar el machismo y el autoritarismo, como si fuese un mal menor en las relaciones entre padres e hijos, matrimonio, seguridad…

  3. Vaya asco ya el temita

    Todo lo tenéis que llevar al puto mismo sitio siempre, ya estoy hasta la polla de siempre a misma perspectiva llorona y victimista, se podría tirar abajo esta mierda de artículo con 4 datos pero es que ni merece la pena.

    Hay que luchar mas y llorar menos que empezáis a dar asco.

  4. Estimados:

    Os puede gustar o no el estilo u opiniones de la gente que aquí escribe, pero nadie os obliga a leerlo. Si no os interesa o no compartís la forma en que los redactores expresan sus opiniones (fundadas) al menos tratad de fundamentarlo con criterios (fundados)

    Como podrás entender nadie va a responderte un comentario de ese estilo ni nadie se va a enzarzar en una discusión si no se guarda un mínimo de respeto y consideración hacia las personas que te están regalando (literalmente) su tiempo para que tú entres como si esto fuese tu casa. Ladrar nunca sirve de nada. Mejor: Aquí en esta página ladrar va a servir de nada.

    En serio, si no os gusta u os parece mal o lo que creáis oportuno, ok, estás en tu derecho. Faltaría más. A mí no me gusta la mitad de las cosas que leo, veo o escucho. Pero o bien expreso con respecto mi opinión o bien no lo hago sin un mínimo de consideración hacia las personas que trabajan. Es bastante simple.

    Insisto: si no os interesa ese punto de vista (o el de cualquier otra persona que escriba aquí), no lo leas, no entres en la página. Es probable que no seáis nuestro público. Si os ofende, o no lo compartis, pues lo sentimos por vosotros pero esto va a seguir así mientras podamos y tengamos fuerzas para continuar. Yo tampoco soy el público de Telecinco pero no me empeño en que Telecinco sea lo que yo quiero que sea, así que no lo veo. Ni me esfuerzo en que sea de otro modo.

    En fin, espero que entendáis que hay maneras más adecuadas de expresar la opinión y no ofender directamente a la gente que trabaja (de gratis). Está en vuestras manos.

  5. Nuestras obsesiones no son tu problema, Daniel. Si escribe bien o mal lo decidimos nosotros, no tú.
    Y sí, merece respeto que haya personas que no piensen como tú, esas son las bases de la democracia y del estado de derecho.

    Si no te gusta, te repito, no lo leas: lo creas o no ni nuestra redactora (en este caso) va a cambiar el mundo ni tú tampoco con tus comentarios. De hecho es que ni siquiera vas a hacer que escriba de otra manera (al igual que dudo mucho que lo que yo te diga te pernee mínimamente, tonto soy pero no tanto). Si tuviera problemas de estilo o de contenido, descuida que para eso hay algo de edición de texto en esta web. No vamos a mantener una conversación de besugos tu y yo en la que tu dices tu soflama y yo te respondo en plan «ey, entiende que esto es así», está claro. Insisto: no va a pasar; no va haber réplica si tú respondes: esto se acaba aquí. Solo se te informa, como lector (ocasional o no) que aquí cada uno escribimos como queremos sobre lo que queremos, por eso es un medio libre (sí, con muchos redactores rojeras, feminazis y drogadictos y eso influye en cómo se escribe) a los que se les da liberte para interpretar las obras de arte como les venga en gana.

    Solo como detalle: es normal que Life is Strange se lea en ese sentido. Ni Kitsune es la única que lo ha hecho (te remito a mis reseñas sobre el original LiS) y, vamos hombre, LiS es una historia de amigas que se quiten un poquito más allá de la amistad es obviamente una narración que se encuadra dentro de las LGTB+. Y eso se ve con encender el monitor. Lo relevante del artículo es contar por qué eso es relevante dentro de ese tipo de obras, para la vida en general o para el arte. Repito: si no te interesa no lo leas. Ese tiempo lo ganas para tí y otras lecturas de tu interés. Puede ser que que te sobre el tiempo pero por lo general a la gente no le sobra y, en serio, ¿lo vas a perder con esto?

    En cualquier caso agradecemos que lo hayas leído (entiendo que sí lo has hecho y no te dejaste llevar por el prejuicio) aunque no vayamos a estar de acuerdo en esto nunca.

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