Me prometí a mi mismo no usar esta referencia para arrancar este texto por ser demasiado manida pero, ¿qué coño?. ¿Os acordáis de aquel capítulo de los Simpsons en el cual Lisa observa una civilización diminuta que crece en uno de sus ya caídos dientes de leche? Aquel capítulo pertenecía a la genial subserie ‘Treehouse of Horror’ y era por que se trataba de algo interesante para la propia Lisa el presenciar el avance tecnológico de aquel pueblo, pero las cosas se ponían feas en cuanto esta se da cuenta de que no puede escapar una vez se encoge hasta convivir con ellos.
A donde quiero llegar es a que esa experiencia de observador era más grata que la de insider. Eso exactamente es lo que me ha pasado con lo nuevo de Jason Rohrer, ‘One Hour One Life’. La premisa no puede ser más interesante: tu vida en el juego puede durar como máximo una hora, durante la cual creces, te relacionas y presencias el crecimiento de la civilización propia de este MMO; todo ello presentado con un agradable dibujo a mano con los clásicos Alpino y un desagradable sonido (Se ha tenido que babar con alguno de ellos) hecho a boca por el propio Rohrer.
Y es interesante porque los objetos permanecen, pero tu personaje fenecerá irremediablemente. El avance tecnológico se debe producir de generación en generación, pudiendo así lograr aumentar el desarrollo de esta civilización virtual. Esa transmisión de información y de materia es condición sine qua non para conseguir llegar al «final» del juego. Los más de diez mil objetos que promete el juego, aseguran un recorrido desde la prehistoria hasta el futuro. Para haceros una idea, con más de 600.000 vidas vividas dentro del juego, únicamente se han descubierto 463, siendo el último la pared de adobe.
Nada más entrar al juego, eres un bebé que corre en búsqueda de una madre que le alimente. De no encontrar una mujer, morirás a los pocos segundos de darle a intro. En teoría, a medida que avance la civilización, será un proceso mucho más automatizado y que evite el tedio de correr durante escasos 30 segundos hasta depender de otro jugador durante otros 5 minutos o peor, convertirse en una pila de huesos. Eso es lo más común cuando juegas a ‘One Hour One Life’.
Es cierto que esto da pie a vivir momentos difíciles de ver en un videojuego convencional, como que tu madre se quede sin alimento y la veas morir delante tuyo, sentenciando tu partida a unos pocos segundos más, pero esa es una ocasión entre muchas otras en las que tu existencia es corta e irrelevante incluso desde el punto de vista narrativo. Puedes marcarte un Chuso y decir que Rohrer quería plasmar tal o cual sentimiento mediante la fácil muerte de nuestro avatar, cosa que no dudo y que consigue, pero el verdadero problema es que no sientes que estés aportando al progreso del mundo, que no lo transformas.
Mi guilty pleasure es leer artículos sobre la historia aquella del descubrimiento de alienígenas en ‘Elite: Dangerous’. La serie de piezas realizadas en Kotaku sobre este asunto son fascinantes, al igual que los vídeos que grababan los pobrecillos que se enfrentaban a dichas naves una vez se descubrió su naturaleza belicosa, pero ni loco me meto en ese mundo a estas alturas de la película. Quizás ‘One Hour One Life’ pase a ser ese nuevo juego que fascinará a gente leyendo artículos y crónicas.
Pues la idea suena muy interesante, me pregunto si entre esos items habran armas o cosas que puedan matar a otros jugadores y sacar cosas de allí, porque me puedo imaginar muchos individuos matando gente para conseguir comida o ropas y eso acarrea problemas reales en un mundo virtual, puedo imaginarme guerras en donde unos saquen partido de otros. Me puedo imaginar la ruina de la civilización con este juego y seria muy interesante ver las similitudes con la realidad. Así mismo puedo imaginar la sensacion de descubrir una herramienta más que ayude a la «sociedad» creada y los pequeños momentos de gente recogiendo niños. Da para mucho el juego tanto emergentemente como para relatar tu vida en una hora o menos. Me agrada la idea mucho, intentare jugarlo!