Come mierda y muere Análisis Gears of War Ultimate Edition

2006 fue un año más importante para nosotros de lo que en realidad recordáis. En las navidades de 2005 salía a la venta en España la Xbox 360. Y esa nochevieja de 2006 fue la última en la que os dejaron fumar dentro de los bares. Aún jugabais al “Pro” en vuestra PS2. Y el Barça hacía doblete al ganar La Liga y la Champions. Muchas cosas han cambiado. Bueno, igual hay cosas que no han cambiado tanto, eh culés?

A finales de aquel mágico 2006 Microsoft ponía a disposición del gran público una de sus primeras grandes exclusivas para su segundo hardware propietario. De la mano de Epic nos llegaba Gears of War.

Un shooter en tercera persona movido por un motor gráfico llamado Unreal Engine 3. Quizá os suene de otros mil millones de juegos que hemos visto con este motor y que seguimos viendo casi 10 años después. Pero Gears fue el primero. El primero en todo. El primero de muchas de las cosas que vinieron esa generación. Gears of War fue el juego que abrió la séptima generación de consolas. Y es un título que se ganó en la cancha, a pulso.

Aún recuerdo la cara de Kike y mía cuando fuimos a una feria a ver “no-sé-qué-tecnologico” y Microsoft tenía allí un stand. ¡Guau! La impresión que nos llevamos fue tan grande que a día de hoy ni siquiera recuerdo que demonios fuimos a hacer allí. Solo recuerdo el mando, la tele y Gears of War funcionando.

Me sucedió lo mismo cuando un amigo llegó con la primera pantalla plana y enchufó la consola. Primero por VGA y un tiempo más tarde por HDMI (1.2 para ser exactos y como detalle nerdo para quién le importe). Aquello, amigos, era el futuro. Adiós a los cuatro tercios. Gráficos increíbles. Jugabilidad sólida como una roca. El peso de las armas. El colorido de los escenarios. Los diálogos y animaciones faciales. Todo aquello parecía salido de una máquina del tiempo extraterrestre.

Gears of War se convirtió en la vara de medir, especialmente en lo técnico, por aquel entonces. Todo se pensaba si se veía mejor o peor que este juego. Pero no hay que olvidar lo más importante; Gears redefinió una mecánica y una manera de entender los juegos de disparos, un paradigma que ha influido en tantos juegos y sagas que necesitaría todo un texto a parte para poder enumerarlas a todas.

No me voy a centrar en eso y sí en lo divertido e inmersivo de la colocación de la cámara al disparar. De cómo Marcus Fenix se parapetaba detrás de una cobertura y desde ahí hacía frente a los Locust. Siempre tienes la sensación de control, de estar dentro del tiroteo, a pesar de que la cámara no estuviera en tus ojos. Y el peso de las armas y diseño de las mismas. Todo un acierto. Como ya hemos comentado en el programa y en otras situaciones, el Lancer es una de las mejores armas que se han diseñado nunca. Y es fácil. Es sólo un fusil de asalto que además lleva una moto sierra. De genios. Y qué bonito y satisfactorio es partir por la mitad a un enemigo con tu Lancer mientras aprietas “la B” como si no hubiera un mañana.

Pero no solo en eso se quedaron las novedades. La recarga. La manera de obligarte a estar atento a la forma de ejecutarla. En un tiempo y forma correctas si quieres tener más balas y que tu arma no se te encasquille. Otra cosa más que hacer para ti, jugador, un elemento más a tener en cuenta sin distraerte ni perder la atención a lo importante. Matar a todo lo que se mueve.

Todo esto combinado con una dosis de testosterona espacial, diálogos macarras y un guión de serie B lo suficientemente hilado como para darle un contexto a una guerra contra unas bestias del inframundo.Ees todo lo que necesitábamos para pasar uno de los mejores ratos que he pasado con un mando de la 360 en las manos.

Casi 10 años después llega Gears of War Ultimate Edition. Una remasterización impecable de aquel juego que me sorprendió hace tantos años. Un juego que conserva la esencia de una mecánica divertida, sólida e igual de vigente que el día que salió. Una evolución en todos los sentidos de las primeras máquinas recreativas. Mecánica básica sólida. Y a disparar y esquivar. Punto.

Con un remodelado gráfico que va más allá de un reescalado y un aumento del número de fotogramas por segundo. El juego ha sido depurado nivel a nivel. Incluyendo nuevas texturas, nuevos fondos, nuevas animaciones…Además de, por supuesto, las fases que en su día se incluyeron en la versión de PC. Un trabajo que hace que en nuestra Xbox One y nuestras nuevas televisiones planas de última generación el juego luzca tan bien que consigue volver a sorprenderte, puede que no tanto como el día de su lanzamiento, pero lo suficiente para que volver a visitarlo merezca la pena.

En su apartado multijugador, el juego cumple con el pack básico sin mayores florituras, aunque añade un cooperativo a cuatro que promete ofrecer muchas horas de diversión en compañía. Añadir, sin embargo, que el jugar en cooperativo a pantalla partida es una experiencia menos satisfactoria de lo que debería,y que la división de pantalla hace que visualmente se resienta, aunque técnicamente el juego aguanta.

Pero lo más importante sin duda es que el juego mantiene esa idea fiel y casi anacrónica en ciertos aspectos, de que los juegos son mas divertidos si los juegas. De que resulta más divertido jugarlos que verlos. Una corriente que últimamente, a raíz del fenómeno Youtube, se está invirtiendo. A mi, como jugador, no me preocupa si a quien esta viéndome matar Locust le parecen todas las pantallas iguales. Me preocupa que yo me lo esté pasando bien, que esté disfrutando de cada fase. Y que entienda y asimile cada una de las propuestas que el diseñador me ha planteado. Y en eso el juego es fiel a sí mismo. Y consigue divertirte desde el mismo momento del que sales de la cárcel y te ponen una arma en las manos diciéndote” ya sabes lo que tienes que hacer”.

Gears of War es una adquisición obligada para los poseedores de Xbox One. Y más aún si lo compras antes del 31 de diciembre de este año, porque te regalan los cuatro anteriores Gears of War publicados en la anterior generación. Si ya los teníais en vuestra colección, podéis desempolvar vuestra querida Xbox 360 y darle un tiento. Yo siempre estaré dispuesto a matar Locust con vosotros.