Durante mi infancia nunca fui un gran seguidor de los videojuegos de sigilo. Recuerdo meter un euro cada dos días en mi hucha hace 15 años para poder comprar el The Legends of Zelda: The Wind Waker y dejarlo aparcado al poco de comenzar por la fase de sigilo en la Isla del Diablo. No es algo de lo que ...
Leer Más »