Ratatuí Warhammer: Vermintide 2

Vermintide cab

Hay un elefante en la habitación, todo el mundo lo está viendo, así que empecemos por ahí: Vemintide 2 es Left 4 Dead. No es que su estructura sea similar o que se le parezca, ambas cosas correctas, es que es Left 4 Dead. Lo era la primera parte y lo sigue siendo en esta segunda parte. Fat Shark, la empresa danesa de videojuegos fusiló Left 4 Dead y cambió los zombis por Skaven, la nación rata del universo de Warhammer Fantasy. Lo hizo antes, lo sigue haciendo y como parece que la licencia continuará en sus manos, lo seguirá haciendo. Dicho esto: no tiene nada de malo. De hecho es como tener un Left 4 Dead parte III.

En esta segunda parte nos enfrentamos tanto a los Skaven como a los guerreros del Caos. Para los que no estemos familiarizados con el universo de Warhammer Fantasy (pese a haberme criado junto a jugadores de los juegos de miniaturas tanto del fantasy como del 40K tengo muchas lagunas sobre lo que Games Workshop ha hecho durante estos casi 40 años), los guerreros del Caos son señores malos que están bastante enfadados, de ahí el caos del nombre. Pero si le cambiásemos la piel a este juego y le pusiéramos la del Left 4 Dead con zombis y megazombis tendríamos casi, casi el mismo juego.

Vermintide 2 (así como su primera parte) es un cooperativo 4 contra el entorno. Cada jugador puede escoger entre 5 clases, cada una de ellas con 3 subclases que se van desbloqueando y le dan un punto de personalización a cada héroe. Existen 3 campañas de 4 misiones que puedes jugar en orden o, casi más recomendable, apuntarse a partidas rápidas (que dan más puntos) pero te suele desordenar los escenarios o hacerte repetir la misma varias veces. En cualquier caso no es demasiado relevante porque la narrativa es escasa e insustancial: ¿alguien puede pensar que el juego va a plantearnos algo que no sea ve al punto A haz esto y vete al puente para escapar de las hordas de roedores? Por otra parte: es un juego pensado para que repitas una y otra y otra vez los mismos escenarios. Esa es su esencia.

El mundo de Warhammer Fantasy, pese a tener un puntito más oscuro que las dragonadas salidas de los años ochenta, es un universo de fantasía bastante genérico: enanos que tienen acento escocés (se da por hecho que los enanos hablan con las “R” muy marcadas), elfos estirados y elegantes, humanos bravucones y todo eso que uno asocia con la fantasía épica. Hay magos que tiran bolas de fuego, arqueros, embarcarse en una aventura que cambia el mundo y demás lugares comunes. Es cierto que la estética del WH:F está más cerca de una especie de siglo XVI alternativo que de la mitificación de la épica artúrica tradicional que tiene su máximo exponente en Tolkien, pero no deja de tener todos los tropos clásicos.vermintide 2 1

En fin, si te guste la fantasía de ese tipo no puedes decepcionarte. Uno puede cuestionar muchas cosas de Vermintide pero el aspecto estético es increíblemente bueno. No pocos medios señalan lo bien que le ha ido a la licencia de Fat Shark al optar por sacar a los Skaven de las mazmorras de la primera parte a escenarios de campo abierto a plena luz del día. En ese sentido Vermintide 2 es puro espectáculo que, por desgracia, uno tiene poco tiempo para recrearse en ello porque el juego está pensado para ir a toda velocidad de un punto a otro. En el mundo de WH:F todo el mundo tiene prisa, parece ser.

Tanto para bien como para mal, Vermintide es Left 4 Dead. Pocos elementos de Vermintide escapan a la inevitable comparación porque no es que hayan fusilado el hecho de crear un juego de acción en primera persona cooperativo sino que la práctica totalidad de las mecánicas del juego ya estaban en Left 4 Dead y Fat Shark no se ha molestado ni un poquito en cambiar el referente. En cierta medida para qué, ¿verdad? Vermintide no oculta que es Left 4 Dead y trata de justificar su éxito en ser un buen clon del mítico juego de zombis. De momento han vendido 500.000 copias en su primera semana de salida, así que clonar bien no está mal en términos económicos.

Dónde uno capta más rápido este corta pega es en los enemigos: los bosses son casi todo muy parecidos (si no iguales) que los tanques de Left 4 Dead; cuando llega una horda aleatoria suena un cuerno o un elemento que sirve para avisar de la presencia y decirle a los jugadores “deprisa, deprisa, que vienen; tienen una bruja que escupe bilis en forma de rata que tira bilis; tienen un smoker que en lugar de pillarte con la lengua te tira un lazo pero (inexplicablemente) ambos alertan de su presencia por las toses; si caes derrotado y te levanta un compañero la vida que te queda es temporal y necesitas un medkit / poción para parar la hemorragia; la introducción al escenario (por lo general un movimiento de cámara que va desde un plano abierto hasta buscar a los avatares de los jugadores) es idéntico al de Left 4 Dead. Y así podríamos seguir.

Vermintide 2 aporta al mundo del clon de Left 4 Dead elementos de juego de rol: uno va adquiriendo niveles con los que desbloquea habilidades nuevas. La experiencia que se gana en cada escenario se puede ampliar si uno encuentra los tomos o los libros que hay escondidos. Los grimorios que encuentras además tiene por lo general taras para el grupo (menos vida máxima) y llevarlos ocupa un hueco importante del inventario. Esta adición es bastante buena porque le da tanto un componente (pequeño) de exploración como de profundidad estratégica y de gestión del grupo: mayores recompensas exigen mayores sacrificios y ajustas la dificultad con tus decisiones.

La experiencia que se gane en el escenario se trasforma tanto en subir de nivel como en cajas de recompensa que podremos abrir. Las cajas de loot son como las de todos los juegos de la actualidad (o casi todos) paquetes con 3 cromitos que sirven como objetos de mejora para el personaje. El equipo que encuentras hará que el personaje tenga más poder y el poder te sirve para que puedas jugar a niveles de dificultan más complicados. Vamos, nada nuevo bajo el sol en la miasma infinita del videojuego. Este sistema pueda alargar considerablemente la vida del juego o justo lo contrario. Para los que nos gusta abrir paquetes de cromos es un incentivo. Al menos, que se sepa y por el momento, uno no puede comprar cajas de loot con dinero real.

vermintide 2Dicho esto, Vermintide 2 puede parecer un juego mediocre que vale solo por lo que se parece a otro juego. En cierta medida es una afirmación correcta: como videojuego de estudio pequeño que aspira a triple A está en la media y es bastante correcto. Pero (y sé que me repito) como sucede en Left 4 Dead el elemento de “diversión” es fantástico. Es frenético, bonito, ultraviolento y rápido (pese a que las misiones son un pelín largas). No sé si uno no acabará cansado más pronto que tarde en repetir los mismos escenarios tantas veces pero mientras eso ocurre el espectáculo es tremendo: un caos de espadazos, música más-grande-que-lavida, niveles de escándalo y oleadas de enemigos que salen de todas partes y están por todas partes. Uno no siente la épica pero sí la frenética.

Que sea tan dependiente de los servidores para poder jugar (aunque te acoplen bots si juegas solo o falten jugadores, como en… adivinen) trae problemas serios y más ahora que acaba de salir. Me ha pasado demasiadas veces que el host se caiga y perdamos la misión cuando estábamos cerca de acabarla. Esto es lo peor que puede pasar porque no solo pierdes tiempo de tu vida sino también la razón de ser del juego, la experiencia para subir de nivel. Han sacado varios parches pero estos problemas persisten, al menos en Europa. Es cierto que a día de hoy con el parche 1.04 la cosa está bastante más estable.

Me parece muy inteligente que se empareje a los jugadores por su profesión. De esta manera se genera un grupo equilibrado,  variado y coherente con el mundo del ficción. No se da que haya cuatro personajes iguales. Su problema fundamental, como sucede en el original de zombis, es que la cooperación se forja de manera muy frágil. Dependes de la voluntad de ayuda de otros jugadores para que si te pilla una rata smoker no te dejen colgado y mueras. El que te den más puntos si no muere ningún héroe durante el escenario no es un incentivo suficiente. También existe un problema con cómo los jugadores gorrones (y todos lo somos en algún momento) acaparan los bienes con los que te cruzas. Esto es peor porque tampoco es raro que te veas sin munición o pociones curativas. En el nivel recluta es menos problemático pero en los niveles difíciles (y son muy difíciles) los bienes escasean. De hecho, la estrategia del grupo es saber gestionar esos pocos recursos.

Sé que precisamente la palabra cooperativo significa que compartir objetivos no significa que vayas necesariamente a luchar por ellos de igual manera que otra persona. Pero uno puede pasarse Vermintide incluso si no coopera (si troleas a un jugador y le obligas a abandonar  la partida se uno otro o aparece un bot, con lo que nadie es estrictamente necesario y favorece que haya jugadores tóxicos; esa es otra: que te insulte un jugador de vete tú a saber donde no es de extrañar si le da por encender el micro. Muteo al canto si es así y a otra cosa). En este sentido y pese a todos los errores que pueda tener Dead by Daylight sí que ha sabido crear unas mecánicas que hacen que incluso ser egoísta sirve al grupo, con independencia de los jugadores tóxicos que en DbD suelen ser aquellos que tiran del cable y abandonan la partida a la mitad.  Precisamente DbD es un muy buen juego de diseño con una comunidad de echarse a temblar. En todo juego siempre existe la posibilidad de romperlo y los cooperativos suelen ser los más frágiles en ese sentido.

Warhamer: Vermintide 2 tiene un punto de muy recomendable y otro de “mejor vuelve a Left 4 Dead” pero es un buen juego que pone por encima de todo la diversión. Te engancha bien y no por el sistema de niveles (que es regular) sino por cómo apostó por ser todo lo espectacular que se puede ser y combinarlo con puritita ultraviolencia. A Alex y sus drugos les encantaría darse un paseo por este mundo, tomarse una leche plus y salir a repartir tolchocos mientras escuchan a Beethoven. A falta de épica buenas son tortas.Vermintide-2

Acerca de Alberto Murcia

Doctor en Humanidades por la Universidad Carlos III y tecnófilo. Dedico parte de mi tiempo a escribir sobre videojuegos en esta casa tan acogedora. También colaboro en El Estado Mental, Irispress, Zehngames, Deus Ex Machina y Anaitgames

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2 Comentarios

  1. Este caerá más pronto que tarde, cuando salga en ps4, porque además de gustarme mucho el mundo de Warhammer Fantasy el primero me moló mucho. Divertido, audiovisualmente magnífico…

    Y ahora con el Caos (que no son hombres malos y enfadados sino corrompidos por los cuatro dioses del Caos) tiene que ganar mucho. A ver si pa el tres ya meten los pieles verdes…

  2. Son gente crabreada porque eligieron a un dios chungo XD
    Los señores enfadados del caos son más duros de roer que las ratas. Los guerreros del caos, que están acorazados como tanques, son un dolor tremendo. A mí me está pareciendo muy dificil (creo que como debe ser) Pero algunos momentos el sistema no juega limpio y te saca todo lo malo en un pasillo. Pero vamos, merece la pena. Yo no esperaba que me gustase tanto.
    Si te moló el primero este debe gustarte más, me imagino.

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