Terminamos el mes con La Nómina una nueva sección en la que la redacción os traerá los mejores juegos a los que hayan estado jugando durante el mes. Podríamos limitarlo a únicamente los juegos recientes, sí, pero no va por ahí la cosa. Los títulos de los que hablaremos podrán ser de este año, el anterior o hace diez. Repasaremos así desde el triple A, a clásicos básicos hasta pequeñas joyitas que nos hemos ido encontrando.
Yago // @NonAbizenak
Gravity Rush 2
En Enero del año pasado todos estábamos muy ocupados jugando a lo que teníamos pendiente de 2016 o esperando lo que iba a venir, tanto en ese mismo mes como en los próximos. Teníamos Hitman a la vista, Yakuza y Resident Evil 7 por mencionar solo algunos de ellos. Entre la tormenta, hubo uno que no podemos decir que se perdiera, pero sí pasó algo de puntillas.
Gravity Rush salió como exclusivo de PS Vita en 2012 teniendo un buen recibimiento tanto para crítica como usuario y no sin razón. Nos encontramos con una aventura de acción donde encarnábamos a Kat, una joven capaz de manipular la gravedad con la misión no impuesta de proteger Hakseville de la invasión de los Navy y la tormenta que lo rodea.
Tras salvar al pueblo llegamos a Gravity Rush 2, una fantástica secuela que amplía y aprovecha las aptitudes de la hermana de sobremesa de Vita, la PS4. La disponibilidad en esta consola ayuda a mejorar lo que ya estaba bien en la pequeña portátil. Kat se siente más viva, sus animaciones están bien pulidas, tanto como para que sólo verla correr sea una delicia. Por suerte no es esa su única característica, ya que esto se encontraba en su primera parte. También nos encontraremos un mundo más grande y un sistema de control de gravedad más completo y complejo.
Alberto // @donniedarko01
Dead by Daylight
Recuerdo «Noche de Lobos», programa de Antena 3 que ponían a las doce de la madrugada todos los domingos, como el mejor y el peor momento de la semana. El mejor porque el programa siempre traía una maravilla del cine de terror contemporáneo, ya fuesen obras esenciales como Halloween o piezas de culto como House o Basket Case; también resultaba muy agrio porque en rara ocasión lograba terminar de ver la película ya que al día siguiente tocaba ir al colegio. Me daba mucho (mucho) más miedo el colegio que Jason el de Viernes 13. Si no fuese por «Noche de Lobos» dudo que me hubiese topado con Hellraiser o Pesadilla en Elm Street.
Este mes iba muy enfilado pensando en que Hollow Knight era lo mejor que estaba jugando, pero el metroivania ya tiene quien le defienda: es un juego muy bueno y solvente con una sólida base de fans. De lo que más estoy disfrutando durante febrero (hasta la nausea) es de Dead by Daylight. Uno de esos juegos que si no fuese por Humble Bundle no lo hubiese probado. Este multijugador asimétrico me ha traído de vuelta «Noche de Lobos» y todos sus extravagantes slashers. Ante el horror de lo cotidiano Dead by Daylight me ha traído de vuelta un dulce (dulce) refugio del terror donde esconderme.
Xabi // @Wickedvania
The Binding of Isaac: Afterbirth+
Sé lo que estáis pensando: ¿OTRA VEZ VAS A ESCRIBIR SOBRE EL ISAAC, PESAO? Los que me conocéis sabéis de mi obsesión insana con esta saga. Conocí a Isaac tras una ruptura amorosa, un momento inesperádamente perfecto, ya que cuando estás así, solo quieres huir, y no hay nada como un sótano repleto de miedos y fobias para esconderse y no volver.
Lo cierto es que ya son muchos los años bajando al sótano, aunque los motivos ya están alejados de los traumas del desamor. ¿Motivos? Motivo, en singular: tengo un problema enorme con querer sacarme todos los logros. Ahora mismo en la versión de PC hay 339 logros, y tengo 274 tras 367 horas de juego. Quizá estés pensando, querido lector, que ahora que el juego está virtualmente en todas las plataformas a tu alcance, podrías darle un tiento. Que igual es un buen pasatiempo para los ratos muertos. Mi consejo es que no te acerques jamás a él. No lo pienses. No le mires a los ojos. Recuerda: el mundo del videojuego es maravilloso, pero The Binding of Isaac no es un videojuego: es una droga infame.
José Ángel // @razablan
Ridiculous Fishing
Si hay algo peor que un viaje trasatlántico en avión es la vuelta a casa de dicho viaje. Horas y horas muertas que todos decimos que vamos a emplear en trabajar o disfrutar de unos podcasts que hemos retrasado cuidadosamente para esa fecha, pero que al final se convierten en un jugueteo constante con el móvil. Es cierto que existe una raza superior que posee una Switch y puede conseguir unos Kolog al ritmo de las turbulencias, pero los mortales nos contentamos con cerca de cinco pulgadas de diversión sin conexión.
Recordé en el aeropuerto de Montreal que había una joya de Vlambeer, estudio creador del celebérrimo y celebradísimo Nuclear Throne. En mis tres aviones de vuelta a casa jugaría cerca de cuatro horas, lo justo y necesario como para llegar a ver los créditos en el lugar donde se deben jugar todos los juegos de movil menos Pokémon Go: el baño de mi casa. Incluso resistí la oscura tentación de mirar atrás hacia un hombre que estaban tratando dos doctoras en pleno vuelo gracias a Ridiculous Fishing.
La sensación de siempre ir hacia adelante, ya que será imposible realizar una tirada en la cual no logres unos cuantos dolarines, es algo que reconforta y que en conjunto con las mejoras que aplicamos al sedal o al anzuelo, crea una adicción amable. Me recuerda sobremanera a aquellos títulos flash de hace ya muchos años en los cuales lanzabas x por una rampa y conseguías un dinero que invertías en que ese x volara más cada vez (mi preferido era un carro de la compra que ibas convirtiendo en un bólido supersónico). La filosofía de un Idle-game, con más de game y menos de Idle.
Diego Rivera // @Ocrivermusic
Super Hexagon
¿Cómo puedes contarle a alguien que has estado 40 horas jugando a un juego en el que hay 3 colores en pantalla y usas 2 botones, un juego en el que lo único que tienes y puedes hacer es moverte en el sentido de las agujas del reloj y al contrario, un juego donde tienes dos colores de fondo y tanto tu como los obstáculos sois del mismo color?
Super Hexagon tiene un je ne sais quoi que hace que no pares de darle al espacio (o a la flecha de arriba) para volver a empezar una y otra vez. Muriendo constantemente cada segundo, luego cada dos y llega un momento que parece que entras en armonía con el universo y haces 30 segundos. Has llegado a la zona de no retorno, ya no hay vuelta atrás, tu vida pertenece al hexágono y a nadie más.
Recuerdo perfectamente el día que me lo pasé, después de las citadas 40 horas y 2 años jugando de vez en cuando, las manos me temblaban, yo gritaba eufórico y entonces el hexágono…