De arcade a arcade y tiro porque me toca. Cubotrox – Análisis

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En 1984, Alekséi Pázhitnov diseñó el que es ahora uno de los títulos más icónicos del mundo videojuerguista. Tetris, que pese a su simpleza -o gracias a ella- , logró llegar hasta donde está ahora, que no es poco, la verdad. Gran parte de su éxito se debe a la facilidad que se tiene para entrar y la dificultad para salir. Tetris es adictivo y lo sabe. No solo eso sino que lo aprovecha de forma magistral sencillamente aumentando la velocidad a la que bajan las piezas a medida que avanzamos. Parece poca cosa, pero para nada es así. ¿Quién no ha jugado alguna vez al Tetris? Uno de los primeros títulos en los que recuerdo perder invertir horas y horas.

atari-tetris-arcade-joysticksTaito, por su lado, antes de pasar a ser propiedad de Square Enix hizo juegos tan de nicho y desconocidos como Space Invaders, pero el que quiero comentar es  Puzzle Bobble (1994) en el que tenías que evitar que te aplastara un amasijo de bolas de colores, lanzándolas desde abajo para juntar tres del mismo color y así explotarlas. Desde luego, esos arcade eran adictivos, me cago en dios, con sus dinosaurios kawaii y su música de playa tropical. Si es que hay que quererlos. 

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Allá por 2004, cuando las máquinas recreativas tradicionales estaban ya casi extintas, nos acostumbramos a ver unas distintas. Unos ordenadores con un taburete y una pantalla táctil en la que podías encontrar versiones de Jewels Quest Mahjong. ¿Quién no ha pasado los ratos muertos mientras esperaba a alguien, o con quien ibas trataban movidas que poco o nada te importaban, echando monedas en estas máquinas? En cierto modo, Cubotrox me recuerda esto.

Así, evolucionando este concepto de juego arcade, con partidas cortas y alto componente adictivo, The barberians Game Studio se estrena con Cubotrox. Lo que tendrás que hacer en este juego, es “crear” pixel art. Pero tranquilo, no te hará falta saber dibujar. En todo momento tendrás de fondo una plantilla de lo que debería ser el resultado mientras, de todas partes de la pantalla, no dejan de caer hacia el centro, bloques con diferentes patrones que tendrás que colocar en su sitio, rotando, tanto estos cuadradillos, como el propio dibujo. En principio no parece que tenga ninguna dificultad, pero en cuanto llevas unos cuantos niveles, la cosa se complica y mucho. Lo hace añadiendo retos como tener que acabar el nivel con un tiempo limitado o cierto número de movimientos. Eso, junto con la gestión de los bloques que irán apareciendo, puede tener como consecuencia que dibujar un Fish de Nuclear Throne a toda velocidad y contando cada movimiento se vuelva quebradero de cabeza. Al terminar cada uno de los niveles, se marcará una puntuación, la cual dependerá del tiempo que hayas tardado en completarlo, los bloques que hayas encadenado (que irán subiendo un multiplicador en la pantalla), o el número de movimientos realizados. Si consigues la puntuación suficiente, irás consiguiendo cubotroxes, que vienen a hacer la función de moneda en el juego, con lo que podrás comprar diferentes bonificadores. Finalmente entrarás en un ranking global, que te dará una noción de qué tan bueno eres en esto.

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Por supuesto, el título de Vlambeer que tanto nos gusta en esta casa no es el único que aparece en Cubotrox. Otros, como  Crypt of the Necrodancer  gracias a su estética pixel quedan realmente bien en este juego, aunque no se queda ahí, pues se atreven también a hacer una pequeña visión de  Aragami  ese juego de sigilo de Lince Works. Sus más de cien niveles son posibles, en parte gracias a la comunidad indie y a su cooperación, dando los diferentes estudios luz verde al uso de sus personajes sin mayor inconveniente.

Si te preguntas el por qué de todos estos dibujines, si es por algo en especial o si tiene una historia detrás, la respuesta es un firme no. Desde The Barberians Game Studio reivindican con Cubotrox  que sea “todo jugabilidad”. Y vaya si es así.  El mítico “easy to play, hard to master” te retumbará a ritmo de música maquinera mientras saltas de un nivel a otro.

Gracias a la estética llena de luces de colores chillones, su parpadeo constante y su electrónica, me resulta sencillo imaginarme jugando en alguna de esas máquinas de las que antes hablábamos, a las tres de la madrugada y con un par de copas de más. Una lástima que se tenga que quedar en eso, en la imaginación, ya que sólo está disponible en PC. Así que tampoco es mal plan para cuando vuelves a casa un poco tocado. De todas maneras, desde aquí me gustaría invitar a los amigos de The Barberians Game Studio a adaptar este juego a móvil, con, quizá, diseños más sencillos para adaptarlos a un tamaño más reducido.

Con esto, quizá Cubotrox no vaya a estar entre los títulos destacados del año, tampoco es lo que busca. The Barberians Game Studio lo que ha conseguido es un buen homenaje al puzzle clásico con referencias a títulos más actuales, que busca lo que consigue, una jugabilidad eficiente por encima de todo.

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Acerca de Non Abizenak

Yo sólo quería ser un pirata ¿Es mucho pedir?

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