Somos sentimientos y tenemos seres humanos Sobre la Realidad Virtual

Parece que es un hecho que la realidad virtual es algo que ha venido para quedarse. Todas las compañía de tecnología más punteras -excepto Apple- se han posicionado de alguna manera en este sentido. Al calor de un fenómeno que empezó en un Kickstarer con Oculus Rift y que Samsung, Sony y HTC no han tardado demasiado tiempo en contestar con propuestas alternativas, las cuales se diferencian por sus especificaciones técnicas o alguna característica, más que en su filosofía. Todas ellas comparten el principio básico de: unas gafas, unas pantallas con una resolución que se promete astronómica frente a tus ojos y unos acelerómetros que responden al movimiento de tu cabeza. En resumen; Todas ellas quieren que nos pongamos gafas de una belleza más que cuestionable en la cara para que todos nos pasemos la vida en el “Oasis” (Mundo virtual sobre el cual gira la novela de ciencia-ficción «Ready Player One» de Ernest Cline) virtual y digital puesto para nuestro disfrute.

Es el videojuego, o más concretamente el ocio digital interactivo, el sector que más se ha sentido atraído por esta nueva tecnología. Desde que allá por los años noventa viéramos alucinados “El Cortador de Césped”, algo en nuestro corazoncito siempre ha querido tele transportarnos dentro de un videojuego. Idea que nos ha atraído con una fuerza tractora irresistible. El concepto de romper esa barrera de seguridad existente entre nuestro ojo, cerebro y televisión es , cómo no , seductor cuando menos. Y es que quién no quisiera engañar a su cerebro. Huir de esta realidad donde no podemos volar y olvidarnos de todo para ir a matar dragones con nuestras propias manos.

Y pese a todo, yo no estoy demasiado entusiasmado. O al menos soy mas escéptico de lo que mi corazón me pide. Él solo quiere soplar nieblas y dejarse llevar.  Y mi cerebro le dice que sí, pero también que no. Que ninguna de las experiencias es tan satisfactoria como él cree y que los mareos y nauseas son más reales que la imagen que tienes delante. Y eso, que no pude probar las HTC Vive que, según mis compañeros de programa, es lo más increíble que les ha pasado en la vida, en cuanto ha experiencia de realidad virtual se refiere.

Yo no sé que veían ellos, pero a mi, esa imagen Zuckerberg caminado entre el público, me dió escalofríos. Lejos de seducirme o de darme envidia, me asustó. Vi un futuro de hombres enganchados a máquinas, gordos y sin voluntad sólo esperando a que un nuevo input digital de un nano segundo les sacara de la apatía en la que están viviendo. Quizá esté siendo un poco exagerado, pero no veo un futuro en el que nuestras experiencias con esté tipo de dispositivos – me apresuro a decir, que sólo los mejores, en cuanto a prestaciones, serán capaces de alargar la experiencia –llegue a superar la hora de duración.

No me veo y no veo haciendo esto a mi padre y a mi madre, como sí les vi manejar un mando de Wii. No veo que esto sea para todos. Será para algunos. Los más entusiastas y capaces de soportar la alta cuota de entrada económica (hablamos de tarjetas gráficas de unos 400€, sólo para empezar) y de no preocuparse del input lag que tienen todos estos dispositivos y que hacen que se produzca esa famosa desconexión entre cerebro y realidad. La cual no todos somos capaces de soportar.

Pero ojo, dentro de la realidad virtual no todo está dedicado a los videojuegos. Muchas empresas han desarrollado experiencias para estas gafas. Experiencias que te transportan a no tener tu propio cuerpo, a ver otras realidades. El mundo del arte y de la tecnología pueden encontrar puntos intermedios interesantísimos. Como por ejemplo de proyecto internacional asentado en España que os invita a cambiaros de sexo durante un tiempo limitado. Eso sí es llevar la empatía a otro nivel.

Gender Swap – Experiment with The Machine to Be Another from BeAnotherLab on Vimeo.

Por otra parte, primero Google y después Microsoft apostaron por otra realidad no virtual. Han apostado por una realidad aumentada. Dónde, sin el uso de artilugios arcanos o al menos mucho más “in” dentro de la moda , puedas ver mucho más sin las incomodidades de desaparecer de este mundo.
La tecnología de Google, las famosas Google Glass, ya está en la calle disponible. Pero su éxito comercial ha sido más que relativo. Casi por decir que al pueblo le ha dado exactamente igual que estén o que no. No tienen demasiado que ver con los videojuegos. Pero diversas empresas, como la asturana Neo Sen Tec, han desarrollado aplicaciones para estas gafas que ayudan a las personas invidentes “ver” de una manera virtual. He visto esta aplicación en directo y he de decir que el resultado es más que impresionante.

La apuesta de Microsoft aún es una incógnita. No sabemos cómo funcionará y desgraciadamente para ellos, a priori, es el que menos confianza ofrece al usuario. Su pasada apuesta por Kinect y el mal uso del marketing hizo que el dispositivo fracasara a nivel comercial con respecto a los videojuegos. En cambio, algunos lograron sacarle a Kinect utilidades inesperadas, al menos en un nivel artístico. Recordemos aquí el tipo que consiguió hacer de Kinect un dispositivo para controlar un ordenador (al estilo de Minority Report) o aquel colectivo que lo usaba para hacer música tocando luces, algo parecido a lo que el francés Jean Michelle Jarrre hacía con los lásers.

Pero esa apuesta más profana, más para toda la familia, más para ver las estadísticas de un jugador mientras ves el futbol le veo un futuro más viable. Más amplio de miras y con una mayor posible implantación en el mercado mundial.
La realidad es que en esta sociedad de consumo donde las nuevas tecnologías se hacen viejas enseguida me llevan a hacer un llamamiento a la calma. A la sobriedad y a la reflexión. No os gastéis un potosí de dinero en televisiones curvas con 3D, sin asegurar antes de que va a existir contenido para ellas… Oh! Wait! Que eso ya ha pasado.

Las realidades virtuales o aumentadas tienen todo el potencial y atractivo del mundo. Dicen que este año 2016, va a ser su año. Lo tienen todo para molar. Pero lo tienen todo para fracasar y convertirse en el enésimo cacharro de plástico que has subido al trastero de tus padres porque en el salón ocupa mucho sitio. Sigo apostando porque son las experiencias las que marcarán la diferencia y las que nos hagan soñar con que Oasis es posible y que podremos encontrar el Huevo de Pascua que nos haga ricos y famosos. Entre tanto, no olvidéis la realidad real, donde tenemos presidentes reales que dicen cosas como “somos sentimientos y tenemos seres humanos”. Se nos vaya la atención de lo verdaderamente importante.