Si yo fuese Jordi de Paco estaría muy orgulloso de The Red Strings Club. Es una obra inteligente sin ser pretenciosa; celebra la diversidad sin hacer hincapié en lugares comunes; es capaz de ser sensible sin ser sensiblera; cool sin ser una payasada del hispterismo. Un montón de piezas bien hiladas que estructuran un videojuego que debería estar en cualquier ludoteca. ...
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