Bichos con soul Hollow Knight – Análisis

Hollow Knight llegará más pronto que tarde a Switch. Hace ya un año que salió en PC y, tal vez, sea buen momento para repasar algunas de sus virtudes que son muchas. Es una lástima que pasase un tanto de tapadillo para muchos medios. Aunque no acabe de volarte la cabeza sí que es capaz hacerse un salto de Fosbury con éxito sobre la barra de los soulslike.

Hollow Knight es un metroidvania salido de Kickstarter que debe mucho a Dark Souls tanto en su tono como en algunas de sus mecánicas. Del mismo modo que sucedió con el magnífico Salt and Sanctuary, Hollow Knight merece un capítulo aparte sobre los buenos juegos que han sido influenciados por la obra de Hidetaka Miyazaki. Es un metroidvania con alma de From Software (que a su vez la tiene de Castelvania, pero esa es otra historia).

A diferencia de Dark Souls o de algunos de sus imitadores, como es el caso de The Surge, Hollow Knight resulta mucho más accesible a todos los públicos. La forma en la que Team Cherry plantea la escalada de dificultad permite que las 4 o 5 primeras horas sean relativamente fáciles. Si tenemos en cuenta que Hollow Knight es un juego de más o menos 30 horas (si uno se ciñe a la trama principal), estos primeros pasos van bien para hacerse con lo básico y que el juego te lleve de la mano. No pretende castigarte en la primera curva, sino que se toma su tiempo para que te sientas seguro.

El tono de Hollow Knight y su estética de mundo oscuro poblado de bichejos simpaticotes también ayuda a la entrada. La estética me recuerdan a la de Pesadilla Antes de Navidad, aunque es evidente que no es la única ni la principal. Es sobre bichos con un tono un poco siniestro pero no demasiado creepy; es deprimente pero no te vas a cortar las venas; tiene su punto de dificultad pero tampoco te vas a enfadar mucho (excepto algún boss). Es decir, le gustará tanto al nene como a la nena que coquetea con lo siniestro pero sin renunciar a una buena bachata de vez en cuando; también a aquellos que siguen con la drogaina sin satisfacer de Dark souls. Hollow Knight es buena metadona. Perdona al emo y abraza al post-goth que no ha escuchado en su vida a Lacrimosa porque le pilla muy joven y esa es la música que escuchaban sus padres cuando salían a los discopubs con chorreras. Esos papas con casetes piratas de Theatre of Tragedy y Moonspell. En fin, es siniestro de una manera justa y medida pero el entorno de dibujo animado aleva el espíritu. Eso sí: toda la melancolía de un mundo que se acaba tan propio de los souls está aquí desde el primer minuto.

Como sucede con casi todos los descendientes de Metroid, el mapa se puede recorrer de manera libre. Y vaya mapa: gigantesco. Para que uno no se agobie encontrará ciertos obstáculos que a simple vista son insalvables pero que se superan cuando uno da con la habilidad necesaria. En Hollow Knight hay unas cuantas habilidades para desbloquear. Pasará que cuando creas que no se puede hacer nada nuevo darás con algo que abrirá nuevas zonas. También, y como es costumbre en este tipo de juegos, las zonas más complicadas están prohibidas al comienzo y solo llegas cuando tienes tal o cual habilidad, momento en el que se supone que el jugador tiene las capacidades suficientes para enfrentar a los enemigos. En realidad el camino que te lleva hasta ahí no es el de encontrar la habilidad que te falta sino que sean las capacidades del jugador las que estén afinadas.

Solo en las últimas horas Hollow Knight se convierte en algo más tedioso. Cuando tienes que recorrer de cabo a rabo el mapa para encontrar tal o cual objeto (o habilidad) que te permite continuar. No es terrible pero sí que uno acaba por buscar una buena wiki con un mapa para ir a tiro hecho pues acabas con la sensación de que se está alargando el tema innecesariamente. Es decir, un tiene más cosas que hacer en la vida y, mira, a ver si el postre te va a dejar mal sabor de boca cuando lo que llevas de comida fue excelente.

El trasfondo de su historia no tiene el enganche de Dark Souls ni por asomo y peca de oscuro por pura oscuridad. Este es un detalle menor y que en realidad es bastante irrelevante para disfrutar de Hollow Knight. Si uno quiere luego rascar esa superficie ya tendrá tiempo: es una capa extra que alargará la vida del juego y, en fin, para eso están los trabajos colaborativos de las wikis. Hollow Knight tiene muchos fans, así que al que le guste el lore de este reino de insectos no se va a sentir huérfano.

El diseño de niveles es bueno. En ese sentido tiene algún momento de “¡Vaya, si esto conecta con esto otro!” que los jugadores de Dark Souls agradecen como si el espíritu de Miyazaki hubiese venido a anunciar el nuevo juego de From Software. Anticipar ese momentito de “ahí seguro que conecta” u “ojalá que haya un banco si vamos por ahí” (el equivalente a la hoguera) le da el picor suficiente para contentar al drogata del soulslike. Hollow Knight es buena mandanga que uno se fuma hasta la chusta si es preciso. Yo me coloqué bien a gusto, vaya.

Al contrario de los modernos action-RPG Hollow Knight simplifica todo lo posible el asunto de las armas y armaduras. El testigo, sin duda, lo recoge de los arcades tradicionales. Uno puede mejorar lo que tiene pero no adquirir nuevas armas. Llevas el mismo aguijón durante todo el juego; puedes mejorarlo y aprender movimientos nuevos para atacar (que yo he encontrado poco útiles, supongo que es una cosa mía y de mis habilidades al volante) pero nunca obtendrás  uno nuevo. Tiene sentido, para eso eres un insecto ¿no? Pequeño escarabajillo kafkiano.

En cuanto a las armaduras tampoco las hay pero sí un sistema de “amuletos” con los que puedes mejorar la cantidad de vida que tienes, recuperarte antes, recoger más ego (la moneda del juego), que te acompañen pequeñas arañas, etc. Un barniz de profundidad estratégica extra que en los últimos combates del juego vienen bastante bien para afinar una estrategia ganadora.

Al igual que Dark Souls este es un juego de habilidad: puedes pasártelo si eres paciente y manejas adecuadamente al personaje sin que sea necesario mejorar tus armas o armaduras. Es la típica decisión de diseño en la que es el jugador el que ajusta la dificultad. Dado cómo el desarrollo de videojuegos actual se dirige hacia eliminar los niveles de dificultad por dejarle al jugador que sea quien elija cómo quiere jugarlo Hollow Knight está subido al tren de la modernidad.

Incluso aunque uno tenga la sensación de «ya visto» con este juego, Hollow Knight aporta demasiados detalles como para no tenerlo en cuenta. Al contrario de The Iconoclast, perdido dentro de su indefinición, esta historia de bichos melancólicos apunta muy bien cuál es su objetivo. Es certero y efectivo, hermoso y desafiante, cosa que se puede decir de pocos metroidvanias.

Acerca de Alberto Murcia

Doctor en Humanidades por la Universidad Carlos III y tecnófilo. Dedico parte de mi tiempo a escribir sobre videojuegos en esta casa tan acogedora. También colaboro en El Estado Mental, Irispress, Zehngames, Deus Ex Machina y Anaitgames

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2 Comentarios

  1. Juan Granados

    Saludos, muy bien el análisis, me gusto. Mi pregunta, un poco extraña es: ¿Sin Dark Souls en el mundo de los videojuegos, Hollow Knight hubiese tenido el exito(poco o mucho, lo desconozco) que ha tenido? Es decir, sin las influencias y hasta la propaganda de parecerse a Dark Souls hubiese gustado tanto?

    • Es buena pregunta. La verdad que no sabría responderte pero (me da la impresión) de que en el análisis se deja ver que el juego tendría menos seguidores y (posiblemente) menos atención si no hubiese pillado las referencias a Dark Souls. De hecho, aunque no es un mal juego en lo mecánico creo que su fuerza está en lo pulido de su jugabilidad junto con una estética, que le pega muy bien.
      No sé muy bien si de no existir el referente hubiese sido peor juego, pero está claro que no hubiese existido, o hubiera sido otra cosa tan diferente que no la reconoceríamos.
      Un saludo.

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