El fenómeno que no deja indiferente a nadie Dividir o sumar: E-sports vs juego tradicional

En los videojuegos hemos sido siempre de enfrentarnos:  Segueros vs Nintenderos, Xboxers vs Sonyers o la más reciente, jugadores tradicionales vs aficionados a e-sports. Los primeros ven el fenómeno como un cúmulo de niños rata bebiendo Monster y los segundos miran por encima del hombro con cifras grandilocuentes en las manos sin pararse a disfrutar de momento tan bonito que se está atravesando en los deportes electrónicos.

Durante mi paso por la Madrid Games Week del año pasado viví una situación dantesca, os cuento, dos salas enormes separadas por una pequeña conexión; en la dedicada a los e-sports niños de 13 años tomando Redbull con unas «animadoras» bastante erótico-festivas en el escenario y música electrónica a todo volumen. El salseo fue evidente y tanto medios como asistentes del pabellón del videojuego tradicional recriminaron estas situaciones, quizás temiendo que un sector como el nuestro vuelva a ser estigmatizado por prensa general donde cada mes somos corresponsables de muertes con ballestas en Wisconsin.

Algo que me parece especialmente chocante son los clichés que ciertos puritanos del videojuego tradicional ponen a los fans de los e-sports cuando son de la misma familia y más cuando han sufrido (y siguen sufriendo) el clásico de persona obesa con agorafobia y poco don de gentes; se está cometiendo la misma injusticia que los aficionados al cine con los del ocio interactivo allá por sus albores, minusvalorando algo por ser nuevo y cometer errores como por ejemplo la crisis del 83.

Todo esto se acentúa cuando vemos los datos expuestos por ESPN hace medio año donde una pequeña demoscopia nos arroja que el 44% de los aficionados a los e-sports en EEUU son padres y un 38% mujeres, por lo cual los estereotipos están más que tirados por tierra. Sin irnos tan lejos, yo me encuentro dentro de la mayor liga interuniversidades de toda España, donde nos encontramos un poco más en pañales si cabe, con 3000 personas mayores de edad y cursando una carrera desde las fases previas.

Pero hay algo de cierto en todos esos tópicos que se asocian a los e-sports, la inexperiencia y la poca seriedad es palpable cuando vemos a jugadores cambiar de equipo cada dos por tres o incluso a los equipos cambiar de nombre o desaparecer en el mismo lapso de tiempo. A la gente de los e-sports se nos llena la boca con los números apabullantes de espectadores de la última final de  LoL antes que en simplemente disfrutar del momento.

Los deportes electónicos  llevan años persiguiendo un reconocimiento que vendrá con el tiempo y la constancia y no con números. A «Blade Runner» y «Avatar» les separan unos cuantos millones de taquilla, pero solo una de ellas ha dejado poso en la ciencia ficción; así que la pasión no nos ciegue y sepamos ver la belleza en algo tan bonito como que un chico de Berlín se levante pronto los fines de semana para ver la liga coreana.