Cuando la gente se pregunta cuál es el propósito de crear inteligencia artificial suele pensar que se trata de un asunto de ver hasta dónde podemos llegar como especie. De hecho, de ahí sale la malentendida idea de jugar a ser Dios y recordarnos mitos como el de Pigmalión o el relato de Frankenstein. Pero independientemente de que esto sea correcto suele pasarse por alto una cuestión fundamental: la investigación para crear robots, o el desarrollar la IA, es un camino que sirve para comprendernos a nosotros mismos. Si queremos fabricar algo a nuestra imagen y semejanza debemos primero saber qué somos. De hecho, casi toda investigación profunda acaba por serlo de lo que somos. Por este motivo, también, la ficción sobre detectives (que no la ficción sobre procedimentales o el cine negro) acaba por ser una investigación del detective sobre sí mismo. Es habitual que para entenderse a uno mismo necesitemos de otras personas. Her Story, el sobresaliente trabajo de Sam Barlow, es un estupendo ejemplo de cómo saber quién soy se produce investigando la narrativa de otra persona.
Se acerca el final del año y los GOTY llaman a la puerta de la crítica, así como cada usuario que quedará decepcionado inevitablemente cuando descubra que no se seleccionó aquel en el que había puesto toda su fe. Ajeno a estas cuestiones, Her Story se ha colado en muchas listas de posibles juegos del año por méritos propios. Es otro de esas joyas indies que tanto gustan a unos y ponen de los nervios a otros. Pero seas fan o no de estas discusiones un tanto abstrusas, Her Story es el primer juego que integra imagen real que verdaderamente podemos decir que hace un buen uso de esta técnica. Cuando uno recuerda el Mad Dog McCree no puede evitar echarse unas risas a costa de esos intentos de combinar imagen real y logaritmos. Her Story, en cambio, lo logra sin problema. Viva Seifer, la actriz que da vida a Hannah Smith, el único personaje en escena durante todo el juego, es la pieza fundamental que consigue que la historia (su historia) se integre de forma orgánica. Imagen real e interacción juntos por fin pero no revueltos. Es cierto que su interpretación flojea en algunos momentos, pero ella es la pieza que consigue solo mediante su tono de voz y gestos que el irresoluble puzle que Barlow nos propone sea un misterio fascinante. Seifer provoca que el jugador se pasee todo el rato por el filo de la navaja que divide la ignorancia y del conocimiento.
Her Story es una extraña investigación. En el juego somos un investigador que revisa unas cintas de vídeo VHS sobre un asesinato en el que parece implicada Hannah, la esposa de la víctima. Lo que ella denuncia como una desaparición acaba por ser un asesinato en el que se sospecha sobre ella hasta finalmente acabar incriminada. Pero nosotros no estamos allí para saber si fue ella o no, sino para escuchar su historia, contradictoria, extraña, misteriosa, incluso con puntos de película de terror, mientras tratamos de construir nuestra interpretación sobre qué sucedió. Pero saber qué sucedió, seguir indagando, solo sirve para entender qué es lo que somos. En realidad, el investigador de Hannah se investiga a sí mismo. Barlow afirmó, después de la decepción que le supuso L.A Noire, que quería un juego en el que se sintiese realmente como alguien que toma notas y sigue pistas para resolver un problema, esto es, lo que hace un detective de homicidios. Her Story es ese deseo de Barlow puesto en práctica.
El interfaz de Her Story simula una computadora antigua con una especie de sistema operativo Win95 o anterior. Disponemos de un motor de búsqueda de vídeos que funciona con palabras clave como “asesinato”, “espejo” o “secreto”. Busca esas palabras en el contenido de las declaraciones de Hannah y nos muestra los que son relevantes. Por desgracia, y aquí está la bueno, parte de la información de las cintas se perdió durante una inundación de los sótanos de la comisaría años atrás; debido a esto, los vídeos están desordenados, con lo que nunca tenemos una línea de tiempo que nos lleve de un vídeo a otro y podamos comprender mejor la historia; pero también y nos faltan todas las preguntas que realiza el detective que tomó declaración a Hannah. De esta manera, cada vez que introducimos un término de búsqueda estamos actuando como si fuésemos el investigador que interroga a Hannah.
A los vídeos que encontremos podemos etiquetarlos y tratar de ordenarlos; además, disponemos de una especie de base de datos con la que sabremos cuántos vídeos nos quedan aún por descubrir. No será raro que el jugador acabe por tomar notas sobre papel para tratar de ver la imagen completa sobre qué sucedió. Tampoco faltan los momentos en los que creemos enlazar lo que pasó e introducimos una palabra clave que nos abre nuevos vídeos: es lo más parecido a sentirse como un verdadero detective. El alivio de notar las piezas encajar como en un reloj Suizo. Ahora bien, la verdad siempre es esquiva: cuanto más cerca estás de determinar cómo se entrelazan todos los elementos de la historia más lejos estás de la verdad.
Barlow tira de referencias pseudo David Lynch y la estética recuerda en cierto modo a las entrevistas de la primera temporada de True Detective. El guión da lugar a giros inesperados y a más de una sorpresa, pero destaca su solidez y coherencia pese a lo contradictorio que resulta su contenido. Engancha. Cuando más descubres más quieres saber, pese a que tengas la sensación de que al acabar solo te va a quedar la interpretación de los hechos y no qué es lo que sucedió en realidad. De hecho, el juego permite “terminarlo” cuando has descubierto el 50% de los vídeos; momento, por otra parte, en el que se produce un giro significativo de los acontecimientos que a mí me sorprendió bastante: la perspectiva sobre el juego y lo que está sucediendo ya no puede ser la misma. Los jugadores que busquen objetivos claros o no estén dispuestos a entrar en la dinámica que Barlow propone, mejor que se olviden y dediquen su tiempo a otras cosas, porque al final lo único que queda es tú reflejo en el monitor del ordenador. Por cierto, abstenerse también aquellos que no manejen el inglés porque ni vídeos ni subtítulos están en castellano.
Her Story no va a recibir el GOTY, pero es un juego que ha destacado entre el aluvión de títulos por derecho propio. Es innovador, intenso y atrevido. Pero, entre nosotros, ¿a quién le importa el GOTY? Esta es su historia, está en las manos del jugador hacerla suya.