En virtud de un acuerdo con el que nos hemos desayunado esta mañana y que según parece seguirá cocinándose hasta bien entrada la primavera (los flecos, que diría el Marca), el ahora ya oficialmente nuevo gigante del entretenimiento Activision Blizzard y los papás de esa droga demoniaca que es la serie Candy Crush pasan a vivir bajo un mismo techo. Concretamente el de la primera, que a cambio de un montante cercano a los 5900 millones de dólares pasa a hacerse con el control de King, asegurándose con la adquisición del juggernaut del mercado movil una nueva máquina de hacer dinero que añadir a una ya nutrida colección.
Como es natural cuando uno desembolsa semejante barbaridad de dinero, a la compañía le ha faltado tiempo para sacar pecho, liberando esta misma mañana un comunicado que sitúa al conglomerado como «la compañía de entretenimiento interactivo más exitosa y lucrativa del mundo». Palabras mayores, sin duda, aunque a la vista de un roster de IPs compuesto por menudencias como Destiny, Guitar Hero, Skylanders, la saga Call of Duty y, ahora, las diversas encarnaciones de Candy Crush, la cosa empieza a dar cierto vértigo.
Y ahora podríamos pasar a hacer un montón de chistes sobre invitaciones para irse de raid en Facebook, pero como os quiero mucho mejor vamos a dejar unos cuantos datos encima de la mesa: el abandono del desarrollo triple A de Konami, el acuerdo de Nintendo con DeNA y esta adquisición. Y el hecho de que, según la misma nota de prensa, se estime que suponga un aumento del 30% en los ingresos de la compañía que publica Hearthstone y World of Warcraft.
Agarraos fuerte, que vienen curvas.