El fin de todas las cosas Análisis Life is Strange – Capítulo III: Chaos Theory

LIFE IS STRANGE CHAOS THEORY TITULO

“Donnie: ¿Por qué llevas ese estúpido disfraz de conejo?

Frank: ¿Por qué llevas ese estúpido disfraz de humano?”

-Donnie Darko.

Conforme más avanza la trama de Life is Strange más complicado es realizar una reseña sin destrozar el argumento. Aunque este capítulo me ha parecido el más aburrido con diferencia, la historia crece, interesa más y nos deja un gancho para el siguiente capítulo que está a la altura del resto de los anteriores.

Toda la acción se concentra en los acontecimientos tras la resolución del capítulo segundo, las cuales, sean las decisiones que sean las se tomaron, fueron bastante negativas y perturbadoras. Pero, sobre todo, es un capítulo dedicado a cebar la relación entre Max y Chloe, que bascula entre la amistad y el amor (también, en parte, por las decisiones que tomes). En los aspectos técnicos adolece de todos los fallos y virtudes que lleva arrastrando desde el comienzo. Repito algo ya manifestado en las reviews de capítulos anteriores: no es un juego para todo el mundo sea por el ritmo, la trama o por la falta de control en favor de la narrativa. Ahora bien, si los juegos de Telltale son de tu agrado es bastante probable que te interese mucho Life is Strange.

LIFE IS STRANGE CHAOS THEORY SCREENSHOT 5

Esta entrada tiene algo de personal. Posiblemente no sea de su gusto el continuar. Comenzaré con varias referencias y acabaré con un egotrip.

Una de las referencias de Life is Strange es la película Donnie Darko de Richard Kelly (2001). La historia de Richard Kelly se desarrolla en un pueblo costero estadounidense; un chico, Donnie Darko, tiene visiones sobre un fin del mundo inminente y, algo así como, la posibilidad de viajar en el tiempo. Donnie Darko fue una de las mejores películas estrenadas en su año y es un film de culto para muchos, entre los que me incluyo. Se preveía un futuro prometedor para Richard Kelly, pero su egomanía le llevaron a producir ese desastre de Southland Tales, que tiene las mejores ideas que se pueden ver en un film pero muy mal llevadas. Sea como fuere, Donnie Darko guarda en lo estético, en la trama y en el tratamiento de personajes más de una similitud con Life is Strange. Mi hipótesis es que en Life is Strange está implícito el libro ficticio que aparece en la película Donnie Darko conocido como La filosofía de los viajes en el tiempo. Tampoco es demasiado extraño: una de las cosas que cualquier narrador de historias sobre viajes en el tiempo que debe afrontar son las paradojas y el efecto mariposa. La filosofía de los viajes en el tiempo, título de lo más sugerente, se centraba en las implicaciones morales y científicas del viaje temporal. La señora que lo escribió, una profesora de instituto, vivía en la indigencia y tomada por loca –al igual que el personaje que podemos encontrar en la parte de atrás del dinner.

LIFE IS STRANGE CHAOS THEORY ARTAunque Dontnod ha llamado grandilocuentemente al capítulo Chaos Teory no sacan demasiado partido de esta idea. Pensé que es aquí cuando empiezan a pesar las decisiones que hemos ido tomando anteriormente: aunque en cierta medida es así, no lo es tanto. El título del capítulo está dirigido a la parte final en la que sucede algo verdaderamente relevante que hace justicia a la teoría del caos; ya saben, que en sistemas abiertos con suficientes variables un pequeño cambio puede producir un efecto totalmente inesperado o impredecible. Si Donnie Darko y Life is Strange comparten algo en este sentido es un mayor gusto por la idea de la teoría del caos que la de las paradojas. Max rebobina el presente pero conserva los objetos que lleva en el bolsillo para que el juego pueda tener puzzles. Cosa que no tendría ningún sentido en un posible escenario de este estilo. Los personajes están más preocupados por las consecuencias morales de los cambios que de otra cosa (de hecho Donnie es una especie de figura salvífica-cristológica). La trampa de Dontnod es que aquello que Max cambia no es, precisamente, algo poco relevante, como reza aquello que dicen de que si una mariposa bate las alas

Por otra parte, en Life is Strange indagan en la relación cada vez más íntima entre Max y Chloe. Es aquí cuando se produce uno de los guiños (desconozco si intencionado) con el cine de Hitchcock. En un momento determinado, y por no estropear la sorpresa, sucede que Max debe cambiar su indumentaria por otra de las que Chloe guarda en su armario. Chloe le aconseja que use el estilo de la amiga desaparecida Rachel. Así que Max se viste como Rachel y es entonces cuando la relación entre ellas pasa a algo más que un juego de amigas. En Vertigo, sucedía algo bastante parecido. John (James Stewart) se enamora de una chica llamada Madeleine (Kim Novak) que es físicamente muy parecida a una mujer que vio morir hace unos años (también Kim Novak). John establece una relación con Madeleine y poco a poco ésta comienza a vestirse, peinarse y actuar como lo hacía esta chica. De ahí el subtítulo castellano de “de entre los muertos”. Es Vértigo, entre otras cosas, un paseo por el subconsciente de John, de sus filias, fobias y pulsiones latentes. El deseo por una mujer que no desea a no ser que sea como aquella que ya jamás va a tener por estar muerta.

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Chloe se comporta mucho como John: no puede quitarse a Rachel de la cabeza y pretende que Max sea un trasunto de ella. Recordemos que uno de los ganchos del juego es saber qué le sucedió a Rachel (la Laura Palmer de Life is Strange). Cuando Max emerge como Rachel no solo a Chloe le sucede que siente y ve en ella a Rachel, sino que prácticamente todos los personajes con los que se cruza la confunden con la chica desaparecida. El giro que Max da con respecto a Hitchcock es que ella no se conforma con ser un trasunto de Rachel, sino que la parte final del episodio es un ejercicio de autoafirmación con regusto a tiro por la culata.

LIFE IS STRANGE CHAOS THEORY SCREENSHOT 6Poca cosa me interesa más en esta vida que el tiempo: ya sea como concepto, como medida, o sus aspectos metafísicos. Pero me interesa sobremanera la relación del tiempo fenomenológico (cómo tenemos experiencia del tiempo) y narrativos (cómo hacemos experiencia) con el pasado individual. Mi tesis doctoral trataba sobre cómo los contrafactuales nos ayudan a comprender y hacer experiencia de nuestros vivencias pasadas desde aquello que podía haber sucedido. Me produce una profunda obsesión la idea de que las cosas podían haber sido de otro modo. Aunque por una parte esto es uno de los principios de la ciencia (sin el análisis contrafactual de datos empíricos no se puede elaborar una teoría predictiva adecuada) en el aspecto personal puede tornarse como una carga en lugar de una virtud. Nietzsche advertía sobre quedarse anclado en la historia; de hecho, alegaba que los autoritarismos eran consecuencia de pensar que todo el peso del pasado es suficiente para el presente; algo que, en lo individual nos lleva esto al nihilismo.

En ese sentido creo que soy lo más parecido a un nihilista. En mi vida cotidiana no es que me comporte así, pero sí que el pasado, mis decisiones o aquello que sucedió prima más que el porvenir. De este modo soy una persona taciturna, borrega y apática, pues parece que llego a la conclusión de que me gustaría estar más pendiente de haber podido solucionar mis errores del pasado que vivir en el presente y proyectarme de forma adecuada en el futuro. Cada uno tenemos nuestra cruz, es bastante probable que esta sea la mía. No sabemos si Max va a ser de esta opinión cuando comience el capítulo cuarto, pues, como advierto, el final del tercero le produce un shock bastante significativo. Veremos.

LIFE IS STRANGE CHAOS THEORY POLAROIDUno de los aspectos interesantes de los contrafactuales dirigidos al pasado (que son los más representativos y que suelen adoptar la forma “si P no hubiese sucedido Q no hubiera pasado” o, más de andar por casa “¿Qué hubiera pasado si?”) es que obligan al que los emite a buscar un punto de giro de su historia personal que le lleve a pensar que las cosas podrían haber sido diferentes. Esto que parece obvio es único y característico de los humanos (que sepamos). ¿Cómo podemos afirmar que un evento en concreto es la consecuencia de que algo sucediese? ¿Cómo llegar a la conclusión de que cambiándolo podríamos modificar nuestro presente a mejor o peor? No es algo que hagamos habitualmente: por lo general este tipo de pensamiento contrafactual se activa en situaciones en las que detectamos que un resultado fue peor del esperado. Es más probable que digamos “si no me hubiese detenido a leer el correo hubiese subido al avión” que “ menos mal que no me paré a mirar el correo, hubiera perdido el avión” De nuevo, ¿por qué el correo y no cualquier otra cosa? ¿Por qué responsabilidad a ese momento y no a cualquier otro? Sobra decir que la pregunta filosóficamente relevante es esa y no otra.

Max piensa que la forma de ser de Chloe es consecuencia de la muerte de su padre en un trágico accidente de coche. ¿Qué le lleva a pensar eso? Es obvio que es algo relevante, pero, ¿si su padre no hubiese muerto no le gustaría ser una punk que está a vuelta de todo? En ese sentido, Dontnod da un mensaje bastante simplista, pero que en cierta medida podría ser compartido por bastantes personas: Chloe sería más feliz si su padre siguiese vivo. Así yo me encuentro siempre pensando en aquello que podría haberme hecho más feliz de lo que ahora soy en lugar de plantearme qué es lo que podría hacer para ser más feliz. Estar montado en una máquina del tiempo mental como es nuestra mente tiene estos fallos del sistema: para muchos nos resulta más grato vivir pensando en el pasado que afrontar el presente. No es nostalgia, aunque se le parece bastante: un cierto eco melancólico que solo es posible a través de una adecuada elaboración del pasado. Crear experiencia sobre eventos que se concatenan en el tiempo sin sentido logran que emerja algo de coherencia cuando aplicamos leyes de causa y efecto. La diferencia entre Max y yo es que ella puede viajar en el tiempo y comprobar cómo son los cambios de manera afectiva.

Este capítulo es flojo, bastante más aburrido, con mayor duración pero menos contenido. Aún así, no sé si por mis problemas con el tiempo, pero sigue tocando ciertas teclas emocionales con las que me identifico y hace que quiera saber dónde va todo esto, pero también que me importe un maldito carajo lo que el club Vortex planea o muchos otros de los ganchos que Dontnod me está soltado.

Acerca de Alberto Murcia

Doctor en Humanidades por la Universidad Carlos III y tecnófilo. Dedico parte de mi tiempo a escribir sobre videojuegos en esta casa tan acogedora. También colaboro en El Estado Mental, Irispress, Zehngames, Deus Ex Machina y Anaitgames

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