Do While Not Game Over El día de la marmota

día de la marmota-infinito

Ha sido un día duro, sólo tengo ganas de llegar a casa y estirarme en el sofá, espero que una hora de ocio y sedentarismo sea suficiente para compensar una jornada de diez horas. Cenamos, vemos un capítulo de una serie y a la cama, todavía en el lecho me dedico a examinar en el móvil las últimas noticias, sobre las 00:00 el cansancio me vence y cedo. “Al menos dormiré a pierna suelta” me dije, o eso pensaba… Me despierto y veo que son las 5:00 de la mañana, me fastidia pues todavía quedan 2 horas hasta que suene el maldito despertador, suspiro e intento de nuevo conciliar el sueño…

De repente no soy yo, intento recordar… nada… vacío… Observo a mi alrededor intentando obtener alguna pista y me sobresalto al observar que mi mano brilla en un verde esmeralda. A mi alrededor un hermoso paisaje, ni en mis sueños podría imaginar un escenario igual (¿o sí?). Entre mis pertenencias varios mapas: en estos, multitud de marcas y signos de exclamación. Una de las marcas destaca sobre el resto, parece importante por lo que sin tener claro el motivo me dirijo hacia allí esperando llenar el vacío en mi cabeza.

Apenas consigo llegar a la mitad del camino encuentro un extraño mecanismo, éste me permite observar en la distancia y descubrir la localización de unos extraños fragmentos y marcarlos en mi mapa. Me dispongo a dar vueltas por la zona en busca de esos fragmentos, no sé bien para qué sirven pero apuesto a que serán útiles en algún momento: “hombre precavido vale por dos” dicen. En el transcurso de la recolección veo una luz verde a lo lejos, como un agujero en el aire, no sé exactamente lo que es pero mi mano luminosa reacciona al acercarme. Al llegar surgen engendros demoníacos de la grieta y me dispongo a eliminarlos, a medida que los voy derrotando percibo que la grieta se debilita, elimino al último esbirro y veo que gracias al poder de mi mano, me es posible sellarla. Observo en el mapa que hay multitud de ellas esparcidas por la zona, las cierro todas.

día de la marmota-grieta

Una vez he terminado con las grietas y los fragmentos de la zona retomo el camino hacia mi destino, pero cuando estoy apunto de llegar veo sobre un risco otro mecanismo, me dirijo hacia allí y compruebo que es distinto al anterior. Consiste en una especie de puzzle que me exige unir una línea de puntos de una sola trazada formando así una especie de constelación. Resolver el acertijo me lleva a otro mecanismo similar, y éste a otro a su vez haciéndome cruzar la zona de punta a punta de nuevo, una zona conocida como la palma de mi mano gracias a la recolección de fragmentos y consecuente sellado de grietas. Esto me enerva pero gracias a la belleza del paisaje se hace más ameno. Cuando parece que estos acertijos no van a tener fin, uno de ellos me dirige a una cueva, y allí mi recompensa.

Con tanta distracción todavía no he llegado a mi destino y casi todas las marcas del mapa han desaparecido, apenas me queda nada por hacer. Me siento cansado, pero a su vez poderoso, parece que el tiempo invertido ha servido de algo. Vuelvo a pensar en mi objetivo… Necesito respuestas pero ávido de poder cojo otro mapa y lo examino: más fragmentos, más grietas y más puzzles. Comienzo mi andadura y cuando estoy apunto de llegar al primer fragmento vuelvo a despertar. Observo el reloj: ha pasado media hora, maldigo el insomnio y vuelvo a intentarlo…

El brillo en mi mano ha desaparecido, visto una especie de túnica y oculto algo bajo mis mangas: una especie de mecanismo… ¿cuchillas? Pulso un resorte y salen disparadas desde mis muñecas. Imagino que el hecho de tener oculto un mecanismo tan sofisticado y con una intención tan clara no es mera casualidad ¿Soy algún tipo de asesino? Busco a mi alrededor y no alcanzo a comprender dónde me encuentro… Veo multitud de gente deambular de un lado para otro, no parecen tener un lugar al que ir, parece que simplemente deambulan por la zona. Por su vestimenta y los edificios que me rodean diría que estoy en algún tiempo pasado. Ojalá hubiera prestado atención en las clases de historia…

día de la marmota-relojEntre mis objetos de nuevo un mapa, gracias a dios esta herramienta me sigue a todos lados. Lo examino y veo todo borroso salvo unas marcas con forma de águila, me dirijo a la más cercana buscando de nuevo respuestas. En el camino observo que soy lo suficientemente ágil como para avanzar más rápido sobre azoteas y tejados que como un peatón normal, llego rápido a mi destino. Resulta ser una atalaya, aprovecho mi agilidad para escalarla y una vez allí puedo observar el terreno. Ante mi sorpresa advierto en el mapa que la zona alrededor de donde me encuentro deja de estar borrosa, también identifico marcas nuevas; parece que tengo trabajo.

Una de las marcas me guía hasta lo que vendría a ser la batcueva de los asesinos, un escondite secreto cuya única entrada es mediante uno de los tejados del lugar, en su interior una persona. Me explica que pertenecemos a una antigua extirpe de asesinos que se encargan de poner las cosas en su sitio, especialistas en eliminar a dictadores, caudillos y nobles corruptos. Sin más dilaciones me indica cual será mi objetivo y tengo que prepararme para hacerlo de la forma más eficaz posible. Según me explica podré obtener información realizando distintas tareas: interrogando a empleados de mi objetivo, haciendo favores a otros compañeros de la secta, o bien en misiones de espionaje escuchando conversaciones ajenas.

Necesito conseguir cuanta más información de mi objetivo sea posible, por tanto me dirijo hacia la marca más cercana en el mapa. Cualquier cosa me vale: rutas de los guardias, posibles accesos a la zona donde se encuentra incluso una vía de escape que me permita salir rápidamente una vez termine el trabajo. Al llegar, un compañero preocupado: le han descubierto y necesita hacerse cargo de la persona que lo ha identificado, a cambio me comenta que tiene información sobre mi objetivo. Rápidamente me deslizo entre azoteas y balcones y me abalanzo sobre su delator, con la inercia de la caída mis cuchillas le atraviesan como si fuera mantequilla, siento como se hunden desde la parte posterior del cuello atravesando la garganta. Apenas tiene tiempo de exhalar un gemido, ahogado por el gorgoteo de aire y sangre salir por su garganta. Antes de que nadie se pregunte qué hace un cadáver tirado en el suelo, vuelvo con mi compañero y me explica que uno de los guardias tiene una querida, la cual le visita con frecuencia durante las guardias para tener un pequeño escarceo.

Siguiendo el mapa hacia mi próxima fuente de información encuentro a dos personas cotilleando en un parque, tomo asiento en un banco cercano y me dispongo a escuchar cada una de las palabras. Una de ellas es una noble que tiene su residencia junto a la de mi objetivo, se ríen puesto que les parece muy gracioso el hecho de que hace pocos días una tormenta causó tales desperfectos en el tejado de la mansión de mi objetivo que una parte cediese y haya quedado destrozada, actualmente esta siendo reparada. Ya tengo mi entrada, sólo necesito saber cómo salir sin ser visto.

Haciendo algunas preguntas logro encontrar un empleado de mi objetivo, se encuentra en un lupanar y tremendamente borracho. Invita a todo el que le ríe las gracias y se dedica a fanfarronear día de la marmota-cuchilladel salario que recibe extorsionando a mercaderes del lugar. Necesito interrogarle pero no quiero mirones, como es evidente que en su estado de embriaguez necesitará por cuestiones fisiológicas evacuar tarde o temprano, espero paciente. Por fin se levanta y dando tumbos por el pasillo avanza hasta el baño, llego en el momento idóneo (no creo que el piense lo mismo) por lo que desde su espalda me es sencillo sujetarle por el cuello con un brazo mientras con el otro sitúo con delicadeza una de mis cuchillas bajo su miembro, un personaje de su calaña haría lo que fuera por no perder su preciada «cosita». El pobre miserable no duda ni un momento en desembuchar: Como no podía ser de otra manera se conoce al dedo las bodegas de su señor y me facilita incluso una copia de las llaves de la bodega que conducen directamente con las alcantarillas, desde la que podría salir sin ser visto. Esta noche mi objetivo pasará a la historia.

El plan sale a la perfección, entro y salgo en cuestión de minutos, vuelvo al cuartel general y allí me encomiendan otro objetivo, así que me dirijo a la atalaya más cercana y desbloquear nuevas tareas. Ya lo he hecho antes y se como funciona: obtener información mediante espionajes, interrogatorios o ayudando y finalmente el asesinato. A cada objetivo eliminado le espera otro, y este otro a su vez. Espionaje, interrogatorio, asesinato, espionaje, interrogatorio y asesinato…

Cuando empiezo a estar cansado de la rutina me despierto y miro el móvil: resignación. Todavía queda una hora para que suene el despertador, cansado de dar vueltas en la cama me siento tentado de levantarme de una vez y hacer algunos contratos en Destiny, así podre subir mi tercer Gjallarhorn a 331. Definitivamente lo descarto ya estoy cansado de hacer una y otra vez los mismos contratos, me giro y vuelvo a dormir…

Otra vez un sitio ajeno a mi memoria, solo veo árboles y lo que parece una torre de radio en la cima de una colina. Me dispongo a llegar a la torre para desde lo más alto poder orientarme cuando de repente me sobresalta el silbar del metal sobre mi cabeza. Casi sin pensar me pongo cuerpo a tierra y busco algo para ponerme a cubierto. Una vez allí dispongo de unos segundos para intentar averiguar que está pasando.

Distingo dos facciones enfrentadas y consigo averiguar por el color de la ropa a cual pertenezco. Reviso mi equipo y compruebo el cargador de mi arma: vacío. Aprovecho el instante en que un enemigo pasa junto a mi cobertura para agarrarlo apretando fuertemente su cuello con mi antebrazo mientras al mismo tiempo hundo mi cuchillo bajo sus costillas, de abajo arriba. Intenta revolverse pero enseguida pierde las fuerzas y cede. Aún se retuerce mientras lo coloco en el suelo, con expresión de sorpresa exhala unas últimas burbujas carmesí de su boca y deja de moverse. Cojo su arma, él no la va a necesitar.

Elimino varios enemigos y enseguida oigo un sonido metálico a mis pies, sin pensar doy varias zancadas y me zambullo en un estanque a varios metros del lugar en el que estaba. Mientras me sumerjo oigo la explosión y pese al agua noto el calor de las llamas a mi espalda. Buceo varios metros y al salir compruebo que mis compañeros tienen la situación controlada, el enemigo se retira, es hora de hacer preguntas.

día de la marmota-M79

Soy hijo de un antiguo miembro de la resistencia que lucha contra un autoproclamado rey. Necesitan mi ayuda para terminar de derrocarlo, mis compañeros de combate justo tenían la intención de destruir la torre de radio a la que me dirigía, según parece el enemigo la emplea para difundir su palabra. Al llegar a la torre veo que me toca escalar, parece que no se ha mantenido en años, finalmente llegó a la cima y destruyo la radio que emitía la señal. Desde allí y gracias a la altura descubro nuevas zonas y advierto la presencia de un par de puestos enemigos, nos vendrá bien capturarlos.

Mediante un Jeep puedo acercarme rápidamente a uno de los puestos, esta justo al final de una pendiente, “hagámoslo a lo grande” me digo: Coloco C4 en mi vehículo, lo encaro al puesto enemigo y corto los frenos. Un pequeño empujón y la bomba rodante se dirige y colisiona exactamente contra la choza interesada. Con el ruido del impacto varios enemigos se acercan a ver lo sucedido, detono el explosivo y una décima después el lugar se ha convertido en un enjambre de personas corriendo, ardiendo y gritando de dolor. El intento ha sido espectacular pero no definitivo, algunos enemigos siguen ilesos y activan la alarma, en pocos segundos llegarán refuerzos por lo que decido huir antes de ser descubierto en dirección al siguiente puesto.

Esta vez la cosa parece más sencilla, con mi cámara intento marcar a los enemigos del lugar y en el proceso localizo un oso enjaulado, ¿por qué demonios alguien querría tener un oso en una jaula? Me acerco lo suficiente y de un disparo con mi arco destruyo el candado que confinaba a la bestia. El animal me hace prácticamente todo el trabajo: se encarga de todos los enemigos uno a uno, zarpazo a zarpazo, muerte tras muerte, aguantando impactos de bala por decenas. Finalmente se marcha y al reconocer la zona termino el trabajo que el animal comenzó, en un acto de piedad remato un par de pobres diablos desangrándose en el suelo. Enseguida llegan refuerzos, la zona es nuestra. Uno de los recién llegados me increpa: varios miembros del bando enemigo han asaltado su casa y han asesinado a sus padres, clama venganza. Lamento su pérdida pero la venganza no me parece la mejor de las motivaciones, decido no ayudarle. Por otro lado siento un impulso irrefrenable de decirle no a alguien, me siento utilizado.

día de la marmota-torre

Observo el mapa y veo que en menos de 500 metros hay otra torre de radio, me hago con un quad y me dispongo a escalarla, antes de llegar me cruzo con un convoy enemigo. Al parecer transportan armas por lo que saco mi M79 y hago volar el vehículo principal, los dos posteriores se estrellan contra el primero, solo tengo que disparar un par de veces más. Tres disparos, tres vehículos y multitud de enemigos: Un arsenal que no llegará a manos del villano local. Llego a la torre, desactivo la radio y localizo varios puestos enemigos más, me ocupo de ellos. Con la práctica he descubierto que es relativamente sencillo si desactivo primero las alarmas sigilosamente y luego saco a pasear el lanzagranadas. Cada puesto me acerca a una torre y cada torre a más puestos, antes de darme cuenta nos hemos hecho con el control de la zona.

Por un momento no sé qué hacer, observo en el mapa una marca con forma de letras, me dirijo allí. Mi decepción es enorme al encontrarme a dos yonkis que me encomiendan tareas que considero una pérdida de tiempo, las termino lo más rápido posible y al terminar descubro una nueva marca con forma de letra, esta vez en una zona no explorada. Cuando llego allí solo el paisaje ha cambiado; más torres, más puestos y más gente pidiendo favores.

Suena el despertador… No recuerdo qué narices he estado soñando pero me siento agotado, como si hubiera pasado toda una eternidad haciendo recados. Me ducho, desayuno lo primero que pillo y me dirijo al trabajo. Otro día más, otro clavo en el ataúd, apenas ha empezado el día y ya se exactamente lo que me espera: unas diez horas de comer mierda, hora y media de ocio, cena, un capítulo, algo de youtube y a dormir. Definitivamente la vida es un bucle que nunca termina.

Acerca de Al-ucard

Amante de las buenas historias y de las malas bien contadas, adoro Telltale. Me gusta el debate, pero siempre que sea con buen rollo. Odio la tele.

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