El juego del estudio español Milkstone , está ya en fase de acceso anticipado en Steam Primeras impresiones de Ziggurat

NOTA: Ziggurat aún está en fase de acceso anticipada de Steam, no es una versión final del juego, pues sigue en desarrollo.

Recientemente hemos podido probar Ziggurat, último título en desarrollo del equipo asturiano Milkstone Studios. Tras lanzar otros títulos de menor embergadura como Little Racers Street o White Noise Online  que también vieron la luz a través de la plataforma de Valve en este 2014, el estudio se embarca en el desarrollo de este Ziggurat, título que apuesta por una mezcla directa y adictiva de FPS clásico y fantasia que a los más viejos del lugar nos hace soltar una lagrimilla y acordarnos por ejemplo de títulos como el mítico Heretic.

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Si algo te transmite Ziggurat a los 5 minutos de empezar a jugarlo es que en Milkstone tienen las cosas muy claras. Apenas una breve introducción sirve para tomar el control de nuestro aprendiz de brujo, el cual debe superar una serie de pruebas, tales como sortear trampas y enfrentarse a miles de enemigos mientras recorre laberínticos mapeados generados aleatoriamente.

Como decíamos antes, el juego recuerda, y de que manera, a clásicos como Doom, Quake o Wolfenstein, destila esa jugabilidad tan sencilla como adictiva por los cuatro costados. Es cierto que gráficamente Ziggurat no está precisamente a la última, luce muy discreto pero resultón, con unos diseños y un estilo que recuerda a títulos como Darksiders o World of Warcraft, eso sí,menos inspirados, tengamos los pies en el suelo.

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Pero no es con los gráficos con lo que el juego  intenta ganarnosque vá. Al contrario que los FPS actuales, Ziggurat nos suelta en mitad de una mazmorra generada aleatoriamente la cual debemos explorar hasta dar con el jefe de nivel, al que debemos vencer para tener acceso al siguiente. Así una y otra vez, sin historia, ni escenas cinemáticas, a la vieja usanza. Esto que parece síntoma claro de juego viejuno, contradictoriamente es un soplo de aire fresco por lo directo, acostumbrados como estamos a lo guionizado, lineal y lo poco original de los Call of Duty de turno.

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Su jugabilidad es la clave. Sencillo, frenético y adictivo. Esa es la fórmula que busca Ziggurat, sin florituras ni complejos,soltándonos en mitad de una mazmorra en la que nos bastarán los primeros enfrentamientos para darnos cuenta que, o aprendemos a movernos rápido y utilizar sabiamente nuestras armas de mago, o moriremos vilmente, tirados en el suelo como una colilla. Muerte que, por cierto, es permanente. Es decir, cada muerte nos llevará a volver a empezar desde la primera mazmorra de nuevo, eso sí, ya tendremos la posibilidad de encontrarnos los objetos que ya hayamos desbloqueado previamente.

Y es que a parte de ir subiendo de nivel matando enemigos y recogiendo objetos que nos darán acceso a nuevas ventajas durante el combate, encontraremos «armas» esparcidas por los laberínticos niveles. Estas armas tales como nuevas varas, hechizos de hielo o una suerte de granadas de mano harán las veces del clásico arsenal de todo buen shooter, obligandonos a saber que arma utilizar en cada situación y racionando su «munición» para no quedarnos vendidos en los duelos contra los enemigos que nos aguardan entre trampa y trampa.

En resumen, Ziggurat es un juego muy sencillo, que descartaríamos en el maremagnum de títulos FPS que nos encontramos. Entonces, ¿qué es lo que nos llama la atención de él? . Sencillamente, que cuando te pones a jugarlo es divertido, vertiginoso,tiene un saborcillo retro que nos encanta, además de suponer un reto por lo difícil y por saber que nuestra muerte es definitiva, lo cual nos hace buscar la partida perfecta.

Su mayor pecado sin duda, obviando lo técnico, es lo extremadamente simple que es. NO hay una historia como tal, tan solo un pretexto para encarnar a nuestro mago y ponernos a repartir estopa mágica a diestro y siniestro. A pesar de la mencionada generación automática de los niveles – algo que se agradece – los mapeados resultantes no son ningún paradigma del diseño, y algo más de complejidad en los mismos no hubiese venido mal. Tampoco hay rastro de ningún aspecto multijugador, algo que es una pena, pues algunos modos competitivos o cooperativos clásicos le sentarían fenomenal, multiplicando la diversión.

Y es que al jugar a Ziggurat aunque los primeros minutos nos divertiremos cosa mala, enseguida echaremos cosas en falta.Una pena dado su potencial, que estrujandose un poco más el coco, siendo más ambicioso en varios aspectos podría resultar en un título con aspiraciones serias a convertirse en sorpresa.Esperaremos a la versión final.

Acerca de Miguel Galván

En mi última borrachera me atropelló un coche y me dí a la fuga. Pcero incondicional, Seguero de corazón y amante de lo retro. Soy el Final Boss de Chicocartera cuando se pone pesado con tanto indie.

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